A esas madres de costaleros...
Recuerdo que no hace mucho escribí este texto, para que mis amigos Lolo Valenzuela y Eduardo Salamanca lo publicaran en su blog, y la verdad es que gustó, ya que todos sentimos lo mismo hacia esa persona que ve la Semana Santa, y los pasos, desde su propio y único punto de vista. Hoy lo dejo aquí, para que forme parte también de esta ventana, que va entrando también, mu a poquito a poco, en cada uno de vosotros...
A ti, que en Agosto nos rabias porque no “pegan” los vídeos de semana santa, ni en mayo, ni en navidad, ni en septiembre…
A ti, que nos llamas locos y temerarios y sufres en lo más hondo de tu ser el pulso de cada “levantá”, cuando oyes crujir la madera y sabes que vamos debajo…
A ti, que pagas tarjetas de sitio lo mismo que tantos bocadillos cofrades en bodegas de mi “graná”…
A ti, que a pesar de no entenderlo te emocionas viéndola venir de frente…
A ti, que aprendiste de costales y trabajaderas de tanto escucharnos en casa…
A ti, regidora de mis días y mis noches, que me llevabas de la mano a ver “santicos” y luego preguntas que de dónde me viene el sentimiento…
A ti, que tras una noche de ensayo nos dejas dormir más de lo normal y nos haces la comida que nos gusta…
A ti, que esperas ansiosa en la puerta del templo con las lágrimas “saltás” pidiéndole a ella que todo salga bien y respiras aliviada cuando la ves en la calle…
A ti, que cada Semana Santa revives emociones y vivencias y me vuelves atrás en el tiempo…
A ti, madre, que me pariste costalero…
(Fuente fotografía: http://www.elblogdelosprofesionales.blogspot.com/)
No hay mayor honor ni gloria, que llevar sobre tí al Señor o la Madre de Dios, que te roba el corazón. Y para la madre del costalero, no cabe más orgullo que saber que su hijo porta la Hermandad de su devoción.
ResponderEliminarMe has emocionado. Enhorabuena.
yo emocioné, y mucho, escribiéndolo, y es que no es tan grande el "homenaje" como su merecimiento, pero a ellas cualquier cosita les basta,porque nunca piden nada...
ResponderEliminarSaludos