
Y qué triste es la belleza de la trasera de un palio; qué regusto agridulce nos deja en el alma cuando pasa y se va...si lo vemos de frente, la luz de su candelería es como la alegría que embarga el sentimiento por la recién estrenada jornada; explosión de luz, de ansias reprimidas durante un año, y que salen para que podamos gozar de todo, y todo se llena de sonidos, imágenes, y fragancias que nos llenarán por completo durante una semana...pero cuando se va, cuando miramos los detalles del manto, es como si la certeza del fin de nuestro tiempo mejor nos absorbiera, como si quisiéramos retener esa imagen en la retina, conscientes de que aún empezando, la festividad cofrade terminará demasiado pronto, tal es la realidad del cofrade, el domingo de ramos todo empieza a terminar...Pero si nos pasa con todos los palios, en Granada, con éste de la fotografía se hace más patente, ya que para el "granaíno", ver la trasera de la Virgen del Triunfo, cada domingo de Resurrección, nos suena a eso,...a despedida
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