Recitando
En el colegio donde me crié, el profesor de literatura de 2º de B.U.P, sacerdote, nos "obligaba" a recitar dos o tres poesías a lo largo del año, para ver la capacidad que teníamos a la hora de declamar en público. Recuerdo que la primera vez que lo hice lo pasé mal, tan mal, que no olvidaré nunca la poesía que me aprendí de memoria y que es la que os pongo a continuación. Mi profesor se quedó extrañado por el tema que había escogido, se vé que yo ya apuntaba maneras...
Ten compasión, Señor, de tanta gloria
Era un hombre no más, solo y desnudo,
esclavo encadenado a su memoria.
Cuánto pesa la púrpura irrisoria,
cómo abruma al ungido, al que ser pudo
dueño de tanto azar y cayó, rudo
gladiador contra el bloque de su historia.
Cuántas veces luchando en la faena
Todo el ruedo se ha abierto en horizonte.
Apiádate, Señor, de Juan Belmonte"
(N del A: El torero no murió en la plaza, sino suicidándose, de un tiro en la cabeza, el 8 de abril de 1962, motivado acaso por su carácter depresivo y por su enfermedad, cuasas estas del fatal desenlace en su finca utrerana)
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