Antes de esta ventana (VIII)
y qué decirte que no sepas, qué contarte que no intuyas si de tanto recorrerte me conoces ya mejor que yo mismo, qué rincón oculto buscar en tu estructura si después de treinta y un años parecería que nada puedes aportarme…pero no, tú siempre me sorprendes, siempre habrá una luz, una esquina, una extraña perspectiva que te haga parecer ante mí más misteriosa…Granada, de ti se podrían contar cosas infinitas, cantar tus maravillas seguro que sería fácil, o mejor dicho, sería fácil intentar contarlas, pero nos sentiríamos incapaces porque siempre alguna se nos perdería en el osado intento, y sería como ofender al resto dejándolas en nuestro olvido…no, sed vosotros, pensamientos míos, los que os embriaguéis del perfume de sus flores, os admiréis de su privilegiado paisaje y os sintáis celosos del que os robe un minuto de su tiempo, puesto que Granada es como una mujer a la que habremos de cortejar, y es lógico sentir celos del que comparte algo con tu amada; de Granada se han llenado páginas gracias a su rica historia, poemas escritos a fuerza de sentirla dentro, e incluso canciones imaginadas sin haber disfrutado de ella, pero para conocerla, la mejor guía será la que os trace el instinto, el mejor recuerdo los sueños que os llevéis tras pasearla, y como no se puede tener todo, y esta ciudad es capaz de lo mejor y de los peor, la mayor pena será traspasar sus muros y cerciorarse, al abandonarla, de que el llanto de Boabdil estaba justificado, y que al llorar como mujer lo que no supo defender como hombre sintió por, vez primera, lo que todo el mundo siente ahora cuando vuelve la vista atrás para darle ese último adiós con la mirada...
Título: Granada (publicado 5 de Febrero de 2008)
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