Casita de muñecas

Rebuscando en las entrañas del disco duro de mi ordenador, he encontrado estas curiosas fotos de una particular casita de muñecas..¿quién no ha tenido una hermana que ha soñado con una? ¿quién no ha acompañado los juegos de las niñas de su casa en una de ellas?...seguro que todos, pero yo tengo la suerte de haber tenido a mi abuela, de tener a mi madre, y a mis hermanas, y todas ellas han jugado con la misma, ésta que os presento a continuación...
La casa fue realizada por mi bisabuelo; podría parecer una casa cualquiera, pero todos y cada unos de los elementos que la integran, habitación por habitación, están hechos a mano y, en sus paredes, hay intrínseca, una lección de historia, en la que se relata la forma de vida de nuestros antepasados. La casa se divide en distintas estancias, contando con una para las visitas, y otra para el servicio, señal de que antiguamente las doncellas vivían con los dueños de la casa en donde servían.

La casa es una réplica de cualquier casa de la época, y nos hace una idea de cómo vivieron hace unas generaciones, los primeros habitantes del incipiente Barrio de Fígares.


La mencionada estancia para las visitas, o gabinete, a donde se hacía pasar a todo el que acudiera a ver a la familia, ya que el salón estaba destinado a comer, y la sala de estar era sólo para los familiares o personas muy allegadas a ellos.

Aquí tenemos el salón comedor. Muebles de madera, un macetero alto al fondo, y una alacenilla donde se guardaban, fundamentalmente, los utensilios relacionados con la comida, vajilla y enseres varios.


Un detalle de la cocina, sillas de anea, y ollas de cobre, platos de barro para diario, y de porcelana para las ocasiones, se amontonan en la hornilla de carbón que las cocineras se afanarían en adecentar. En aquella época, la señora de la casa era la que tenía el mando, y un completo servicio para las tareas domésticas,...eran otros tiempos.

Una visión del cuarto de baño, a buen seguro no sería tan amplio, pero es una casa de muñecas...

Una de las habitaciones. Insisto en que todo lo que se observa en ellas está hecho a mano, a fin de hacer hincapié en el trabajo ímprobo que debió llevarle al padre de mi abuela la elaboración de la casita.
Esta entrada quiero dedicársela a las mujeres de mi casa, que con tanto celo han guardado esta casita, preservándola de calamidades, porque gracias a ellas, puede que algún día mis niñas continuen con la tradición, y una nueva generación llene con sus risas las viejas paredes de la misma.

Comentarios

Entradas populares