La primera vez...
La primera vez que te ví, no comprendía nada y, como todos los niños, embargado por la curiosidad, le haría mil preguntas a mi madre acerca de por qué vas con las manos atadas, con lo bueno que eres, por qué se atrevieron a pegarte siendo Tú Rey de Reyes, y por qué tu mirada, Rescate, tenía algo especial que no acertaba entonces a entender. He podido sacar muchos pasos, mis devociones están muy próximas a Tí en la carrera oficial, y me sigo emocionando al verte, porque al hacerlo, se recupera mi infancia y tengo a mi madre de la mano; cuando falte, me bastará ir a llevarte claveles para volverla a tener a mi lado, y eso me reconforta.
Cuando supe de tu existencia, Rescate, mi edad no me dejaba entender el poder que tienes, ni la carga que soportas por nosotros, entonces no lo sabía, y hoy te pido perdón por ello.


abuelo te has vuelto a superar como siempre... que gran pregonero se esta perdiendo la semana santa de Granada..., en cuanto al protagonista central de la entrada ¿qué decir de ÉL? siempre esta en su capilla de la Magdalena esperando a que lleguemos a pedirle xq jamas se cansará de dar... yo cometí el mismo error que tu la primera vez que lo vi, no supe entender, y a mi lao estaba esa mujer que siempre que pasa por la puerta de su iglesia entra ha verlo y que gracias a Dios una tarde me llevaba a mi con ella y me lo presentó, ¿qué decir tb de una madre?
ResponderEliminarun abrazo hermano Agüelo
Pulido: la verdad es que de una madre se pueden escribir mil cosas, se pueden pensar dos mil, y tres mil lágrimas saldrán sin pedir permiso, puesto que ella es la que nos dió la vida. En cuanto a Él,...
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