De aulas...
De pequeño me bautizaron, mis padres y padrinos, en la Imperial Iglesia del Apóstol san Matías, derramando sobre mi neonata cabeza el agua bendita el mismo sacerdote que antes lo hiciera con mi hermana y después con mis hermanos pequeños. Crecí en el seno de una familia católica, motivo por el cual fui matriculado en el colegio de Nuestra Señora del Rosario, sito en la "realejeña" calle Santiago, cuyas monjas permanecen aun en mi recuerdo, y que me llevaron a mi primera comunión a los pies de la Virgen de Lepanto. Finalizada mi etapa en el Realejo, vine al centro a continuar mi formación académica en el colegio de Nuestra Señora de Gracia, centro que fue, durante muchos años, seminario menor de Granada, y de cuyas aulas salieron muchísimos sacerdotes, algunos de ellos grandes amigos.
En este colegio, nos levantábamos del asiento cada vez que entraba una persona a clase, le hablábamos de usted a los profesores, y respetábamos a nuestros compañeros de cursos superiores. A las doce del mediodía, interrumpíamos las clases para rezar el Ángelus, o el Regina Coeli, y después de hablar con María, las continuábamos. Cada comienzo de clase era precedido por un Padrenuestro, y en todas nuestras aulas, un Crucifijo, presidía nuestra enseñanza y marcaba nuestra fe.
Hoy me encuentro con que la "laicidad" de este país, obliga a colegios de carácter católico a quitar los elementos religiosos, que pueden adoctrinar a nuestros infantes; yo fui "adoctrinado", "me lavaron el cerebro" y fui educado por mis padres, pero también por esos enemigos de la sociedad actual llamados "monjas" y "curas", porque antes, en los colegios se nos educaba, puesto que era el sitio en el que más tiempo pasábamos...en mi "adiestramiento y doctrina" entre las aulas católicas, además de religión, se me enseñó a dejar pasar a las mujeres primero, a cederles mi asiento, a ayudarlas cuando no pueden con las bolsas, a escuchar a los mayores con respeto, a bajarme de la acera cuando pasen, a hablarles con educación, a no reírme de ellos, a dejar salir antes de entrar, y un largo etcétera que se podría prolongar hasta el infinto; en mi infancia y adolescencia, mis padres me enseñaron a rezar y mis profesores a ser persona , y eso hubiera sido igual con o sin crucifijos en las paredes.
Fuente fotografía: diario 20 minutos
Amén.A los laicos, que no les den vacaciones de navidad o semana santa,con carácter puramente religioso...
ResponderEliminarUn abrazo gruón.Santi
Pues sí Santi, es curioso que proclamen a voz en grito que rezar un Ave María coharta su libertad, pero sin que nadie les obligue bautizan a su hijos y los llevan a hacer la comunión, como diría mi madre, "teta y sopas no caben en la boca", o se es anticlerical y laico para todo, o no se es para nada...
ResponderEliminarUn abrazo
Pue sí. Descojonaros vivos porque ayer escuché en la radio que la niña del tipejo que demandó para que quitaran los crucifijos va a hacer de Virgen María en una representación teatral del pueblo. Parece ser que la incoherencia e hipocresía de este personaje no conoce límites.
ResponderEliminares lo que hay, Manolo, ser cristiano implica perdonar al que te ofende y poner la otra mejilla, aunque pongan la imagen de Jesús Crucificado en un recortable, para que los niños lo puedan vestir de batman, de dominatrix, o de peón de albañil, y encima lo vendan en el toy´s us,...siempre nos quedan rezar por ellos
ResponderEliminarDesgraciadamente, estamos viviendo otra persecucion hacia los catolicos y a las personas de bien, vivida entre los años 30 hasta el 39, donde por ir solo a la iglesia, te miraban mal, podian matarte y un largo etc, ahora 70 años mas tarde los mismos que antaño hiciero eso, vuelven otra vez a sus andadas, que pena de la idiosincracia de aquellos que los quiere, los votan, los ayudan y no se dan cuentan que la juventud de hoy en dia(no toda) son un fracaso de personas, donde esta la educacion, el compañerismo, la verguenza y todo aquello que poco a poco estan robando a un futuro lamentable y dedando prioridades a otras.
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