Antes de esta ventana (XII)
No hace mucho tiempo, ví en mi antigua casa de hermandad, ese local en calle Nueva de san Antón de tan grato recuerdo, esta fotografía, que plasma el instante en que nuestro sagrado titular, Cristo de san Agustín, era trasladado desde la Capilla Real tras haberlo sometido a una intervención restauradora por el IAPH (Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico) sito en la isla de la Cartuja sevillana; esa foto, fechada en 1997, la volví a ver, ya en la nueva casa, colgada de la pared entre otras tantas, y confieso que ya ni me acordaba de ella, aunque el momento representado permanecerá en mi memoria siempre, y me emocionó otra vez el hecho de verla allí, porque de inmediato constaté cómo había pasado el tiempo, al observar las caras de algunos de los que en ella aparecemos. Recordé, como si de ayer se tratase, el recorrido de la hermandad ese día, la impresión de ver al Señor en esa Capilla, tan distinto en el estado de la policromía, y tan idéntico en el semblante con el que nos anuncia su muerte. La vida pasa, y hoy, asomándome casi a la madurez, me sorprendo todavía con las mismas ganas de ese día, aunque con menos fuerzas, pero siempre con el renovado orgullo de seguir siendo parte de la cuadrilla de costaleros de la Hermandad de san Agustín.
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