Carmen

Una mañana de paseo dominical sevillano, nuestros pasos nos llevaron casi sin notarlo, y como viene siendo habitual, al arco macareno, para saludar a la Madre de Dios que en Sevilla reina bajo la advocación de la Esperanza. Al salir del templo, sin bajarnos de la acera, pasamos por la calle san Luis, donde el azulejo con su imagen recuerda al visitante a quién pertenece el barrio y, doblando la siguiente calle a mano derecha, la Iglesia de san Gil, que tanto sabe de simpecados macarenos, nos abrió sus puertas para la celebración de la eucaristía...yo sabía que Ella estaba allí, y ya la estaba viendo en su capilla antes de entrar, pero mi novia no sabía de su existencia, al menos físicamente, ya que sólo había escuchado algunas historias que sus cofrades le habían contado. Fue entonces cuando, antes de sentarnos en los bancos para oir la misa, la llevé a la capilla que en un lateral del templo se dedica a Ella, y allí estaba, como siempre, esperando a los fieles que acuden cada domingo a verla, cuando el sol se cuela por la puerta principal de su iglesia, para intentar en vano calentar la estancia y, al mirarla, comprendió que no habíamos exagerado nada al referir la dulce belleza que sus ojos irradian, así como el significado de esa frase que cariñosamente le dedican sus vecinas..."niña, luego nos vemos que tengo que ir a ver a Carmen"...seguro que desde ese domingo, será ella la que también la repita, cuando volvamos a pasar cerquita de Ella...





Nuestra Señora del Carmen (Iglesia de san Gil. Sevilla)

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