y la ví...

Paseando por las calles de la Sevilla de siempre, las de ventanas y balcones forjados por la fragua sevillana, que diría el poeta, en esa placita de encanto sin igual como es la de Doña Elvira, diseñada por algún arquitecto enamorado que precisara de un rincón especial para decirle a su amada tantas cosas, entre los naranjos que hacen de las calles sevillanas un compendio de aromas y colores, fuí instado a mirar hacia arriba, y la ví, me encontré con su representación, en la blanca cal de la casa hispalense...


"Dios te salve, Señora,
Amargura, María coronada,
LLena eres de Sevilla que te llama Inmaculada
Gran Poder es contigo, y san Juan que te acompaña..."

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