Elvira...
Un saetero canta desde un balcón, y al terminar la oración, la Granada bulliciosa, la Granada fervorosa, la Granada expectante, rompe en aplausos, en parte por la saeta, en parte porque tras ella, la Virgen reanudará su camino, y volverá a sentirla, una chicotá más, entre su gente. La Esperanza vuelve, y van quedando menos momentos, menos instantes, menos imágenes que guardar en nuestra retina, de este Martes Santo que, irremediablemente, va dejándose atrás, con la misma cadencia que la Esperanza va hacia su casa, a hombros de sus costaleros. Pero aún falta por vivir la apoteosis del recorrido, y por eso la ciudad la espera allí, al final de Elvira, y un poco antes de la revirá de Plaza Nueva, pasada la calle Pan, cuando los balcones se transforman en jardines para alfombrar de pétalos su paso...en Granada, este día se vive de manera diferente en cada parte de la católica urbe, recogimiento en san Juan de los Reyes, jolgorio en Realejo, sentimiento de barrio en el Zaidín, pero aquí, en Elvira, el martes se vive así, para decirle adiós a la Esperanza...
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