La Inmaculada guiando a la infantería...
Así se llama este cuadro que encontré sobre una puerta en el museo del ejército de Madrid. En él, se representan arrodillados dos desorientados soldados del ejército español, como discutiendo uno con el otro cuál es el mejor camino para alcanzar la victoria en la batalla. La Virgen, sabia como Ella es, debió entender que sin su ayuda poco iban a lograr los militares, así que se apareció ante ellos para enseñarles la senda de la gloria y del triunfo.
Esto es, obviamente, una interpretación muy personal de lo que figura en el lienzo, pero más o menos es lo que se viene a reflejar en él; lo que si es cierto, es que es una hermosa manera de exponer lo que el Arma de Infantería siente por su patrona, la Inmaculada Concepción de María. Y dado que todo lo que suene a ejército me tira, y soy mariano, me gusta de vez en cuando juntar ambas cosas, para dejar constancia de la religiosidad que tiene todo lo castrense; porque el ejército, queridos amigos, no sirve sólo para hacer la guerra.
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