La Capilla
La capilla, es ese lugar que ocupa un lugar especial en cada uno de nosotros, porque todos tenemos la nuestra propia, aunque el devenir de los días nos hagan trasladarnos a otra para escuchar la Palabra de Dios. Capilla es también todo lugar siempre y cuando los presentes en él se reúnan en nombre del Señor, porque si así lo hacemos siempre habitará entre los que así lo hagan. Capillas hay muchas, la del barrio de siempre, la que acogió tu bautismo, la de tu boda, la de tu comunión y las de tus hijos y, por ley de vida, la de los momentos duros ante la partida de algún ser querido. Siempre en la capilla, nos encontramos con nuestro sitio, el mío está al lado de la Madre de Dios, en mi Ángel Custodio y en la Ribera del Genil, y todos tendréis ese sitio en al que miráis porque siempre hay alguién conocido.
La mañana del día de la Virgen, Domingo de toros, algunos tuvimos la gran suerte de quedar con los Ferro, padre e hijo, para ver el sorteo de lotes y, de paso, enseñarnos las dependencias del coso granadino. Un paseo más que gratificante por la monumental de frasquelo sin gente, sin ovaciones, sin "olés", clarines y timbales. Sólo el "ruido" de los operarios dejando el albero dispuesto, y los golpes de rigor a la madera del callejón. Una mañana especial, que cómo no, habría de acabar en la capilla, en la que algunos toreros se arrodillan antes de pisar la arena, gladiadores de nuestro tiempo, y abandonarse al ensimismamiento y a la posible muerte. En esa capilla, entre tantas cosas, se adivinaba un retrato de una imagen mariana, una que siempre va conmigo, y que me hizo mucha ilusión encontrarme allí, inmortalizada en su paseo romano del año dos mil, más bella que nunca, esperando recibir la bendición de su santidad, como queriéndole decir que pronto estaría con Ella, en las alturas más excelsas.
Fernando, Lolo y, por supuesto, pepe, ya lo sabéis, no tengo que decíroslo, pero sí quiero que el resto sepa y entienda que Nuestra María Santísima del Mayor Dolor, es la cara que ven los toreros que engrandecen nuestra fiesta, y si les protege a ellos, que se juegan la vida vestidos de luces, qué no hará con los demás mortales que no le reclamamos tanto...
Fernando, Lolo y, por supuesto, pepe, ya lo sabéis, no tengo que decíroslo, pero sí quiero que el resto sepa y entienda que Nuestra María Santísima del Mayor Dolor, es la cara que ven los toreros que engrandecen nuestra fiesta, y si les protege a ellos, que se juegan la vida vestidos de luces, qué no hará con los demás mortales que no le reclamamos tanto...
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