Os invito...
Hoy os invito a que os sentéis en el rincón favorito de vuestra casa, ése en el que os abandonáis cuando vuestro cuerpo precisa de reposo, o cuando queréis compartir un rato de charla, entre los vuestros.
Os invito a cerrar los ojos, a soñar con lo que más os gusta en vuestra vida de hermandad, lo que echaréis de menos cuando no lo tengáis, y lo que lloraréis por su ausencia; os invito a desplegar el costal de la imaginación, para ir planchándolo lentamente con las imágenes de vuestras experiencias, con las caras de vuestros amigos, con las lágrimas de vuestros seres queridos, y darle cuidadosa forma, a la almohadilla que ha de reposar sobre la cerviz, el paso de vuestros sueños más hermosos. Os invito a ponerle música, a esa "chicotá" templada, como la mano del diestro, y profunda, como la mirada de una madre. Os invito, ¿por qué no? a meditar sobre el momento en el que os acercastéis a ese grupo de gente que llama a Cristo con el nombre de su devoción y a María, con un siempre estrenado piropo, y a que penséis qué hubiera pasado si ese momento hubiera tenido lugar en otro barrio, con otra gente, y con otra advocación...
Os invito a cerrar los ojos, a soñar con lo que más os gusta en vuestra vida de hermandad, lo que echaréis de menos cuando no lo tengáis, y lo que lloraréis por su ausencia; os invito a desplegar el costal de la imaginación, para ir planchándolo lentamente con las imágenes de vuestras experiencias, con las caras de vuestros amigos, con las lágrimas de vuestros seres queridos, y darle cuidadosa forma, a la almohadilla que ha de reposar sobre la cerviz, el paso de vuestros sueños más hermosos. Os invito a ponerle música, a esa "chicotá" templada, como la mano del diestro, y profunda, como la mirada de una madre. Os invito, ¿por qué no? a meditar sobre el momento en el que os acercastéis a ese grupo de gente que llama a Cristo con el nombre de su devoción y a María, con un siempre estrenado piropo, y a que penséis qué hubiera pasado si ese momento hubiera tenido lugar en otro barrio, con otra gente, y con otra advocación...
Os invito a evocar el aroma de vuestro incienso, el de vuestra parihuela, el de las voces de los compañeros, y también a que entendáis que no tiene porqué ser vuestra forma la acertada, en este mundo en el que todos remamos en el mismo sentido.
Os invito a levantar el palio los del Cristo, y al Señor los de la Virgen, a buscar con la mirada el corazón del hermano que no nos llama por nuestro nombre pero sabe quiénes somos...os invito a pensar desde el más querido rincón de vuestra casa, en los tiempos de cambio si es que vienen, y que habremos de aceptar como sabemos, pero sobre todo, a que reflexionéis los que movéis los hilos, que algunos...
..."No supieron vivir de otra manera..."
Hecho.
ResponderEliminarSólo veo la estrechez de Cuna y sus ojos, con la luna del Domingo de Ramos.
Buena entrada. Cuando de vez en cuando cierro los ojos en casa (normalmente viendo algún dvd) se me vienen a la memoria algunos que ya no están conmigo debajo, muchos momentos buenos en pasos muy distintos, mucho pellizco, mucha lágrima, enormes emociones, algunos izquierdos antológicos... y le doy gracias al Señor por lo vivido. La verdad es que tengo mucha suerte.
ResponderEliminarUn saludo.
a Dama: hermosa, sin duda, la visión...
ResponderEliminarUn beso desde Granada
a Monaguillo: la verdad es que a menudo me pasa, que me quedo pensando en todo en nada a lavez, absorto en un punto de la casa, pero con la mente volando a mil sitios diferentes...yo también soy afortunado, qué duda cabe...
Un abrazo