Y además...por Ella
Roma es una ciudad diferente, además de por su caótico tráfico, en el que las motocicletas esquivan literalmente al peatón a fin de no pararse en el paso de cebra de marras (y el que haya ido que diga si exagero), por su disposición de edificios, en los que entre las construcciones modernas, sobresalen los vestigios de épocas de esplendor, cuando era la capital del Imperio, conviviendo unas con otras y haciendo de eso el encanto de la ciudad que, por otra parte, sucumbe ante la suciedad de propios y extraños. Roma es museo, pero también es plaza, y música y extravagancia. Roma es "trattoria" y "gilato", pero también fuente y vida; Roma es...grandiosa, cercana e inaccesible a la vez, y espectacular la mires por donde la mires. Pero además, Roma es una ciudad afortunada, no sólo porque en ella dejara Bernini la impronta de pétreas esculturas, ni porque en ella resida "per saecula saeculorum" (y perdón por mi latín) el que fuera cabeza de nuestra Iglesia y piedra sobre la que ésta se crease sino que, además, Roma es afortunada porque hasta ella llega el brillo luminoso de la mirada de María, lejana a la Piedad marmórea de Miguel Ángel, y más andaluza, qué digo andaluza, más "granaína"...Roma es afortunada, aparte de por el sinfín de historia que se nos cuenta desde "vías appias" y "coliseos", por esa otra historia hecha con gubia y madera policromada, Roma es afortunada, por el Tíber, por las cadenas de san Pedro, por Navona, Trevi y Popolo, es afortunada por san Juan de los Florentinos y, además,...por Ella...
(fotografía enmarcada de María Santísima del Mayor Dolor de Granada, que permanece a los pies de un crucificado en la primera capilla a la izquierda del altar mayor de San Juan de los Florentinos de Roma, como símbolo del recuerdo que dejara la Virgen el día de su estación jubilar el día dieciocho de Junio de dos mil)
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