Despedida...
Ya te vas, buscando la oscuridad bohemia de la Carrera del Darro, y los destellos encarnados de las velas encendidas en la torre del convento de Zafra. Sabemos los que hemos tenido algo que ver contigo que ya vas cansada, que ha sido tan completo de emociones, tan entregado, tan profundo tu paseo por Granada, que la fuerzas ya no son las mismas; pero desde fuera no se te nota, antes al contrario, da la impresión de que quieres volver hacia el centro de la ciudad, para que se retenga el día más luminoso del año.
Ya te vas, nuestros ojos siguen la perfección de líneas de tu palio, el serpenteante dibujo de tu manto, una de las joyas de nuestra Semana Santa, iluminados sus hilos de oro sobre terciopelo granate, por el clasicismo justo de los faroles de cola. Recuerdo tanto de tí, que cada vez que te veo en la calle se me encoje el alma, y algo inexplicable recorre mi entendimiento, como queriendo darme a entender que soy tuyo, y que me estás dando terreno, porque sabes que algún día, más tarde o más temprano, habré de volver a san Pedro, para apretarme el costal, y llevarte de nuevo hacia Granada. Mientras tanto, mis amigos trabajan para tu Hijo, y me recuerdan casi anualmente, que mi hueco sigue estando, para cuando quiera regresar; y el resto, los que a tu alrededor pululan, los que mandan tu señorial paso, nunca han dejado de considerarme uno de lo suyos. Así que nada parece haber cambiado, sigo siendo costalero de pantalón negro, aunque tu día sea el blanco mi color; sigo llevando dentro "campanilleros de Utrera", aunque "Sagradas vestiduras" ocupe mi trabajo; sigo igualando en san Pedro, aunque en Fígares levante, y sigo mirando al frente, en mis relevos, intuyendo que Tú estarás por tal sitio, o acabarás de dejar tal otro.
Muy pronto, cuando vaya de vuelta por mi barrio, mi recuerdo buscará ese manto rojo para llenarse otra vez,...de Maravillas...
Cuanta razón tienes Abuelo. Que grande Domingo de Ramos de Granada, donde algunos vivimos con el corazón partío y nos gustaría estar bajo más de un faldón a la vez. Lástima nuestra condición humana, que no nos provee del don de la obicuidad.
ResponderEliminarSobre el color del pantalón, te lo he dicho una y mil veces. No te deshagas del negro, que antes o después te lo volverás a poner. Las puertas abiertas de par en par, como no podría ser de otra manera.
Yo nunca olvido quien estuvo cerca dándome ánimos cuando un frío febrero de 2000, apenas unos días después de la bendición de la Madre del Mayor Dolor, lo estaba pasando un poquito malamente (que diría Carlos Herrera), así que donde yo esté, tu tienes un plato de comida, una cama, un amigo o un sitio en la igualá. Lo que tu quieras... Gloria Bendita.
Solo siento mucho de lo que nos viene este año, que una oportunidad que tenía de compartir palo contigo no vaya a tener lugar. Una lástima, porque me hubiera gustado, de verdad. Pero bueno, me gustaría que un día hablaramos de eso tranquilamente, con una copa de por medio y mucha amistad alrededor.
En fin, siempre nos quedará el Corpus.
Un abrazo
El_Penacho
No lo dudo ni por un momento, que dónde tu estés mi nombre está a salvo, porque ya me lo has demostrado en más de una ocasión. Créeme si te digo, que esa posibilidad de volver a compartir palo contigo me ha rondado la mente muchas veces, tantas que casi olvido el motivo de mi marcha. Pero soy fiel a mi palabra, y a mis sentimientos, y cuando la primera no cuenta, y los segundos se hieren, poco o nada me queda que hacer en ese lugar, por mucho que mis años a su servicio me hagan llorar este Viernes.
ResponderEliminarPor otro lado, cuando quieras lo hablamos, que tengo ganas de tertulia.
Un fuerte abrazo