mi ciudad no es para uno...
Mi ciudad no es para Uno...uno sólo no puede ser el resonsable de que ella se ponga guapa y tuerza su rumbo durante los ocho días que conforman una Semana..mi ciudad, al Señor, lo ve entrar sobre una Borriquilla en Jerusalén, bajo el arco de Elvira por dónde se accediera a las murallas de los antepasados; lo Sentencia junto al Darro, río de aúricas leyendas, en las que radica todo el sabor de la garnata, y que se viene arriba cuando le pegan un izquierdo de pellizco al mejor de los "Nacíos". Mi ciudad instaura la Eucaristía en una Santa Cena sobre rocalla en el Realejo, rincón de algunas de las páginas más celebres de nuestra historia costalera, y lo Cautiva en el casco antiguo, centro histórico de sus calles y plazas, por donde el de la túnica blanca, el Señor de la tez inmaculada, siembra los cimientos de su crucifixión antes de que por la calle con nombre de heroína Despojen al Señor de sus ropajes.
Mi ciudad no es para uno, no es de uno sólo su devoción, que se reparte por rincones céntricos y alejados extramuros, desde los adoquines albaycineros, al asfalto de Dílar y don Bosco. Y así, se suceden los rostros doloridos, allí donde se reparten las hojas del Camino de Santiago, una Oración se unifica para hablar con el Padre, que se apoya con Trabajo en una roca, primera caída del Rescate trinitario, al que muchos llaman Señor de la ciudad. Pero no es de uno mi Granada, que la muerte silenciosa se adelanta en el calendario, para que mi Cristo otorgue la Protección al que la pida, ora en respetuosa oración bajo el capillo, ora con un faja y arpillera.
Mi ciudad no es para uno, se quedaría pequeña, dejaríamos en la injusticia del olvido al que recibió, por nosotros, la Lanzada; desoiríamos la llamada del morado Poder de santa Ana, e ignoraríamos a la Amargura más servil y más callada, y si fuera sólo uno el que clamara la absoluta devoción ...¿caeríamos en el error de no fijarnos en la Humildad dominica de Granada?...
No, mi ciudad no es para uno, aunque sea el mismo el que por ella se desvela, y Medita sobre sus cosas y sus gentes, el mismo el que la Consuela, el que perdona con Paciencia sus descuidos, el que por sus pecados cae Tres veces en el camino, aunque sea el mismo Jesús el Nazareno, no puede hablarse de uno en esta tierra, que tiene tantos padres y tan buenos.
No, a pesar de ser único el Perdón, que nos vuelve a poner en el camino, de ser única, también, la Redención, y la Pasión que después le sobrevino; Esos Amor y Entrega, que vinieron sobre nosotros sin pedirlo, son de todos los que por Granada se pasean, y que, en Silencio, cumplieron su destino. Multitud de Favores, que tras la Buena Muerte nos quedaron a sus hijos, los que hoy recuerdan escolapias Expiraciones o se presignan ante el Sepulcro de carey, que nos anuncia el horror de lo vivido. Mi ciudad no es para uno, que son treinta y tantas advocaciones que nos marcan eso sí, sólo un camino...
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