Pasiegas se viste de verde...
Emplazado en el rincón de la calle Marqués de Gerona observo, desde fuera como hace ya unos años, el ordenado discurrir de la hermandad, que va llenando de verde la calleja angosta, anterior a la amplitud de la plaza y a la inmensidad de la iglesia Catedral.
Una perfecta puesta en la calle, nos hace constatar la grandeza de la hermandad que nos ocupa, en el Martes Santo de nuestra ciudad y nuestros corazones. Nazarenos en simétricas filas, abren camino al Poder de Dios, que una vez más carga con nuestras culpas en forma de cruz, tallada por Ramos Corona por los siglos de los siglos. Desfile de insignias, hermandad de centro, señorial e intemporal, ya que por mucho que transcurran los años, lo seguimos viendo desde el prisma de la infancia, como un retrato de Dorian Gray de nuestra existencia, que nos exige volver a nuestros albores, para esperar a la Esperanza. Las camareras de la Virgen, algunas caras conocidas entre ellas, y muchísimas más entre los costaleros de sus pasos, nos hacen ansiar más si cabe, la llegada de ese palio que ya se intuye calle abajo, revirando desde Mesones, a los sones de un marcha que nos acercará a la Esperanza. Risueño no podía intuir al tallar a esta hermosura de Virgen, lo que sus conciudadanos iban a senitir por Ella, o acaso sí lo sabía, y por eso la talló tan especial, ta pequeña y tan delicada, a fin de que los suyos la cortejaran en ese paseo anual que Ella protagoniza, y que sólo tiene Granada.
Se va acercando la Virgen, van sobrando las palabras, todo se convierte en miradas, en suspiros, en gestos, en signos y en mudo diálogo, cuando el llamador hace acto de presencia y se para a nuestro lado la Esperanza. Yo sé lo que se siente al tenerla cerca, mis verdes lectores también os podrían contar muchas cosas acerca de la que vive en san Gil y santa Ana; pero para los que no vivís aquí, los que no la conoceis, siempre queda la imagen grabada, de lo que ocurre cuando Pasiegas se viste de verde...
La miras y casi no te sale del cuerpo rezarle un Ave María. La miras... solo la miras, con esa dulzura y esa pena inmensa... la miras, solo la puedes mirar.
ResponderEliminarque gracia bajo palio la de Risueño¡
ResponderEliminarA Monaguillo: efectivamente, sólo puedes mirarla y, mirándola, las palabras se te aturuyan e intentan salir rápidamente, no vaya a ser que el palio levante, se aleje y no le podamos decir todo lo que necesitamos...
ResponderEliminarUn abrazo
A Ferro: gracia española y andaluza, gracia de Granada que se va deshojando poco a poco, desde la salida al encierro, para que todos los que la vemos tengamos un poco de Ella en nuestras casas, hasta el Martes Santo próximo...
Un abrazo
No se puede ser más delicada ni más bonita. Qué arte hay en Graná, Dios mío. Ole nuestra Niña.
ResponderEliminara El Esperanzo: pues sí, Manué, el arte que tiene Ella, el que tiene la cuadrilla que la mece y la hermandad que la cuida y la venera, el que tiene la ciudad que la vé salir cada Martes Santo y, cómo no, el de ese escultor que tuvo a bien dejarla entre nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo