Asiento 72: Deporte 0 - Barbarie 1




Poco importó anoche que ambos equipos se fundieran en uno sólo a favor de Martins y su hijo; poco importó que un Granada frío como la noche que le deparó el clima al choque, le diera la vuelta al marcador en unos soberbios e ilusionantes cinco minutos; poco importó que el estadio, una vez más y he perdido la cuenta, se llenara a pesar de las bajas tenperaturas, la lluvia y de la "pelúa" que nos dejó caer nuestra querida Sierra Nevada; poco importaron las perlas de Siqueira primero, y del propio Martins después, para neutralizar y remontar, respectivamente, el tanto de Casadesús en la primera mitad...poco importó todo esto, porque cuando mejor estaba el equipo, cuando la afición empezaba a recuperar sensaciones de temporadas pasadas, cuando Los Cármenes cantaba, apretaba y animaba, un desalmado, impresentable, enemigo del sentido común y del espectáculo al que estaba asistiendo, le hizo un flaquísimo favor a los colores que dice defender,y asestó un "paragüazo" al linier que, dicho sea de paso, estaba cuajando una actuación intachable. Tras eso, ya no sirve nada más, ni las declaraciones de Pina (necesarias pero inútiles, sobre todo si tenemos en cuenta que hay favoritismo por su parte a los más exaltados de Los Cármenes), ni las de Fabri, ni las acusaciones posteriores que llevaron a la policía a detener al autor de los actos, un muchacho menor de edad que se olvidó de todo para dejarnos sin nada, cuentan a tenor del ridículo del que fuimos testigos los que allí nos encontrábamos.



La afición del Granada, siempre con su equipo, nunca violenta y respetuosa al máximo, se vió mal retratada por parte alguno de estos energúmenos que siempre han demostrado que, además de animar, que lo hacen y bien, también encienden y crispan los ánimos de los visitantes. Anoche la ciudad quedó mal, porque es triste que después de treinta y cinco años sin pisar la primera división, tengamos que ser precisamente nosotros los que, tres años después, rememoremos los actos acaecidos en Bilbao cuando de manos del mismo árbitro se suspendió el último encuentro por motivos similares. Es triste que una noche emotiva, propiciada por el golazo de Martins que devolvió a la grada ilusión y confianza, que se emocionó cuando el 17 granadinista marcó el tanto y lo dedicó a su hijo enfermo con lágrimas en los ojos, se enfriara gracias a que algunos estaban demasiado calientes. Reflexionen, directivos del Granada, que el estadio no lo llenan sólo algunos radicales, sino los niños a los que ustedes obligan a pagar, y el resto del campo, que ajenos a la violencia deplegada por los de siempre, se fueron a su casa cabizbajos y cariacontecidos, una vez más, ésta por razones ajenas al juego del equipo.


Vamos Granada, que con noches como la de ayer (sobre todo en la segunda mitad) se auguran cosas muy buenas, si la ceguera de tus dirigentes y la barbarie que ayer ganó el encuentro nos dejan disfrutar de ellas...

Fuente fotografía: Rojiblanco Horizontal

Comentarios

  1. Definitivamente hay que erradicar la barbarie en estos encuentros que cubren de sombra el deporte,de todas formas el espíritu del encuentro sigue intacto.
    Un cordial y cálido saludo.

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