Esclavitud...



Desde tiempos inmemoriales, egipcios, griegos, romanos y, más recientemente, América del Sur con el esclavismo negro, la esclavitud ha formado parte de la historia de la humanidad, en la que seres humanos eran reducidos a la condición de animal, en el mejor de los casos, tratándolos como propios en el peor de ellos, obligándolos a realizar toda clase de trabajos, bien sean de índole doméstica, en la que las labores eran propias de la casa, desde servir a los señores, mantener la casa limpia o ir al mercado a fin de abastecer las despensas, hasta limpiar cuadras o mantener a los animales de la residencia entre otras cosas. La esclavitud, además, podía ser de tipo productivo, en la que los esclavos realizaban las tareas destinadas a sacar provecho de la tierra pagando, incluso con su vida, los daños que en ella sucediesen. Los esclavos recibían por parte del amo toda clase de desprestigios, de vejaciones e insultos, pudiendo éste disponer de su vida en caso de que lo considerase oportuno, o cederlo a otro señor previo pago del importe estipulado dependiendo de la valía del sujeto de la venta.





Nosotros hemos desayunado multitud de veces con las historias de esclavitud procedentes de los diversos países del mundo, y hemos visto multitud de películas en las que los esclavos eran parte importante de la trama, sobre todo las que tenían como marco las plantaciones de la antes mencionada América del Sur, en las que los sureños disponían de enormes cantidades de terreno mantenidas, casi en su totalidad, por los esclavos. Así, "Espartaco", "Lo que el viento se llevó", "la esclava libre", "Mogambo", o "Memorias de África", entre otras, nos ilustran un poco acerca de las relaciones entre los señores y los esclavos.



Pero aunque la exclavitud fuese abolida hace muchísimos años, y como todo en la vida vuelve menos la muerte, en la actualidad estamos sufriendo otro tipo de esclavitud, sin golpes de látigo, sin "Domus" romanas, sin lotes de esclavos en el mercado, ni gladiadores muriendo para divertimento de patricios. Hoy día, por mor de la crisis, estamos inmersos en una situación laboral en la que el que está en paro vive esclavo de la falta de liquidez, desesperado por no encontrar trabajo para traer algo que sus hijos se lleven a la boca, para pagar la casa que ya cada vez es menos suya y, encima, con la carga emocional que lleva aparejada el fracaso profesional, en algunos casos. La esclavitud de hoy, nos mantiene atados a una hipoteca cruel y despiadada en la que lo primero es ella, y el resto ya se verá, para no pasar a engrosar las enormes listas de deshaucios, encontrándose los bancos inermes ante la avalancha de casas, coches y propiedades que llegan a sus manos sin que el empleado de la sucursal pueda hacer nada para evitarlo, pero que se lleva las iras de los usuarios que se ven despojados de todo ante la pasividad de los gobernantes. Hoy día, el esclavo es también aquel que tiene trabajo, pues aunque tenga un sueldo a fin de mes, éste se ha visto mermado o congelado, tiene que soportar que el tirano de turno le obligue a trabajar días de fiesta que no va a cobrar ni en tiempo libre ni en dinero, tiene que aguantar echar más horas de las que dicta su contrato sin recibir ni un ápice más de su mínimo convenio, para ver cómo con su trabajo se engorda el cerdo del patrón sin que por ello reciba ni un mísero "gracias", ni por supuesto, un aumento después de, cómo mínimo, tres años en la empresa; encima, cobra en "B" para asegurarse que si te sublevas te pueda recortar esa aportación y ya si que no tienes para nada salvo para trabajar; las pagas extras, las llama "regalo", como si nos estuviera haciendo un favor pagándolas, por lo que él decide cuándo y cómo te las paga, si es que al final las ves...



En esta "zoociedad" moderna (que diría Quino en boca de Mafalda) que nos ha tocado vivir, observamos cómo hay licenciados trabajando en panaderías de Lunes a Domingo cobrando 250€ y, si no estás contento, hay muchos esperando en la cola para hacer el trabajo que tú dejes...esclavitud, sin grilletes ni cantos grupales al caer la noche y finalizar la jornada, con móviles de última generación y trajes de chaqueta, pero igual en casi todo a aquellos esclavos que veían, en las diversas etapas de la historia, como el patrón tenía, y sigue teniendo, su vida, y la de los suyos, en la palma de su mano...menos mal que aun quedan las páginas como ésta para ejercer, al menos, nuestro derecho al pataleo...




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