Ese momento del día...



Los lunes no son mi fuerte...me levanto pronto para coger el coche y poder llegar a Almuñécar a la hora justa de empezar mi trabajo, despidiéndome aquí de lo que más quiero en este mundo, además de dejar atrás familia y amigos que no veré hasta el fin de semana, D.m; así que cuando llego a la óptica resulta que el carácter lo tengo un poco "de aquella manera", vosotros me entendéis...Pero soy afortunado, y no sólo por tener un trabajo que me gusta en estos tiempos que corren, en los que la gente tiene que coger cualquier cosa con tal de que no le pille el toro de la crisis, en el mejor de los casos, porque en el peor ya llevan una cornada de dos trayectorias, mientras que yo (y tocaré madera) todavía no sé lo que es no trabajar. Soy afortunado, además, porque al cerrar la tienda a las 13:30h, en caso de que no haya ningún rezagado para apretar un tornillo, o preguntarme dónde queda el centro de salud, acompaña el tiempo en almuñécar y, salvo muy contadas ocasiones, es agradable, con lo que me permite disfrutar de uno de los momentos del día que más me gustan...




Sobre las dos menos cuarto llego a la casa, y saco el MP4, la ropa de correr, las zapatillas y el cronómetro, a fin de comprobar las marcas que voy haciendo, que no son de campeón olímpico ni mucho menos, pero tampoco me quejo. Tras unos veinte minutos de estiramientos, salgo a correr y el sol ya empieza a venirse conmigo para no dejarme durante la hora que dura mi carrera; en los auriculares, Vanesa Martín y Manuel Carrasco, una canción una, otra el otro, acompañan el trayecto que discurre paralelo a la playa dirección Tesorillo-Pozuelo a la ida, Paseo del Altillo a la vuelta, amenizando las zancadas que se suceden sin prisa pero sin pausa. La temperatura, el soleado paisaje que se extiende ante mis ojos, el azul del mar, y la soledad de la carrera estable, me hacen reflexionar acerca de todas las cosas que me preocupan día a día y que, ante la inmensidad del mar, carecen por completo de importancia, concentrado como voy en mi respiración, mis pasos, mi esfuerzo, mi sufrimiento...




Me voy cruzando con las caras que ya me van conociendo después de casi tres años, y que se alegran de verme, a pesar de la "malafollaíca" que gasto los lunes por la mañana, y me doy cuenta de que soy feliz, en ese momento lo soy, mientras la brisa me va dando en la cara y el sol calienta mis sentidos, en ese ejercicio casi diario que practico al mediodía, cuando todo lo importante es acabar la carrera una vez más, sin que las pulsaciones lo acusen demasiado.




Me gusta correr, y he llegado a disfrutar de ello, llegándose a convertir en el momento del día más esperado, ése en que tus pensamientos se ordenan, se clasifican y hasta te entretienen, para volver a la rutina nuevamente cuando, tras la ducha, el "isostar" bebido lentamente y el almuerzo, te das cuenta de lo afortunado que eres por poder correr todos los días, llenándote de sol, de mar y, por qué no decirlo, de vida...la lástima es que no veo por ningún lado las "tabletas" de chocolate!!...




Fuente Fotografía: womenshealth.taconeras.net

Comentarios

  1. Es una suerte poder ver el mar todos los días. Seguro que, aunque en soledad, la mente te descansa ese ratico.

    Que usted lo corra bien hoy.

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