Un "te quiero"...
Todos hemos visto miles de "te quieros", aquéllos que los niños pequeños dan a cualquier cosa que se tope en su camino, ora con forma de peluche, ora de pelota, mientras se lo pasan por la carita al tiempo que lo cogen con extrema suavidad, como si de un ser vivo diminuto e indefenso se tratase, a la par que con su media lengua consiguen decir lo que los mayores no decimos casi nunca. ¿por qué nos cuesta tanto? ¿es tan difícil para nosotros, hablar con tu padre o tu madre, y tras acabar la conversación rubricar un "te quiero" que los haga sentirse felices?...yo soy de esos, qué duda cabe, me incluyo en esa tropa que nunca encuentra un momento para decir lo que siente por los seres queridos, aunque yo sea de palabras escritas más que habladas, y hay veces que me quedo con la duda de si realmente mi gente sabe lo que significa para mí.
Siempre hay un "te quiero" especial, ése que se da en la intimidad de una pareja, o el que se grita a voces tras la euforia del primer beso consentido, no robado, de la persona que nos pone el vello de punta sólo con mirarnos, pero el "te quiero" oculto, el que querrías decir y no puedes, y pasan los días y no se lo has dicho, el que piensas "mañana se lo digo", y te lo guardas, aun a sabiendas de que cuando lo consigas soltar puede que sea demasiado tarde; ese que siempre hay gente a tu alrededor que se queda esperándolo, como la mujer se queda, a veces, esperando que le digas que está guapa (aunque ella ya lo sepa) porque le gusta oírtelo decir.
Así se quedan esperando los amigos, tras una discusión que ninguno empieza pero los dos acaban, después de meditar lo ocurrido en el silencio ya de su habitación, y el no decirlo les cuesta perder una amistad o mantenerla desdibujada en el mejor de los casos, aunque venga a ser lo mismo ya que nunca volverán a ser como fueron en su inicio.
Así se queda esperando el hermano que ha compartido su vida contigo sin saber que lo quieres y lo necesitas, que lo apoyas y lo entiendes, que lo quieres...pero, eso sí, ironías de la vida, hay un "te quiero" rápido, fugaz y nada trabajado, para todos esos "amigos" que pululan a tu alrededor, que no significan realmente nada para tí, salvo amistades de una noche, de semanas, de meses o de años limitados, y que al decirlo puede llegar a molestar al que realmente ha estado siempre ahí, el que pone el hombro para que llores cuando estás mal, el que contribuye a tu felicidad entregada y desinteresadamente que es, además, al que nunca dices que lo quieres, por lo menos no con la frecuencia que al compinche en una noche de copas, o al ligue (el que lo consiguiera) de barra de bar y bailoteo. Así se quedan esperando en tu mente tantos "te quieros", ya olvidados, que reaparecen en el teatro de tu día a día cuando alguien pasa fugazmente y recuerdas que fue importante para tí, que fuiste importante para él, y que habéis dejado ya de tener esa importancia...
Esta mañana me ha dado por pensar en esto, tras despedir a mi esposa en el dintel de la puerta, bendita Navidad que nos permite estar juntos, porque quizá estén pasando cosas en mi vida que me hacen plantearme, al menos, algunas cosas, y no sé si he estado a la altura de todos los que si lo han estado para mí, así que hoy escribo un gran "te quiero" para los que día a día, de una manera o de otra, con consejos, ánimos, abrazos, besos y palabras, acciones y actuaciones, detalles y gestos, haceis mi vida más fácil y nunca os lo he agradecido...
P.D: Si tenéis alguien a quien decirle "te quiero" hacedlo ahora, no vaya a ser que no lo sepa...
Inspirador, creo que voy a seguir tu consejo.
ResponderEliminarLo que viene siendo abrir los "avangelios" por la guitilla roja... Amén, señor mío.
ResponderEliminar¡Feliz entrada de año abueloo!
A Guardabrisas:
ResponderEliminarEso es buena señal, porque significa que hay quien lo merece.
Un abrazo
A Monaguillo:
jajajajaaj...grande lo de la guitilla roja...
Un abrazo Álvaro, e igual te deseo...