Cuando llegan "los italianos"...

En Granada, sabemos que se acerca la Primavera, además de por los signos inequívocos que nuestra ciudad muestra en estas fechas, por la llegada a la misma de los italianos que, en Octubre, nos dejaran ubicando en su tradicional emplazamiento una castañera que nos indicaba la estación en la que nos adentramos.



Como en las cuatro estaciones de Vivaldi, en que la música va diferenciando ritmos según sea la estación que quiera representar, en la ciudad de la Alhambra sabemos que se acaba el verano cuando se van los inquilinos del local de la Gran Vía y, por consiguiente (que expresión más "felipista"), nos damos cuenta de que se va el invierno por el acúmulo de gente a las puertas de tan granadino establecimiento. Pero ¿quién son los italianos?...para los que somos de Granada podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los italianos son un miembro más de nuestra familia, ya que en cualquier evento de la misma, están convidados los italianos. No hay un paseo por el centro de Granada sin una parada, cuasi obligatoria, y sin el cuasi también, en los italianos; todos los granadinos, no importa lo temprana que sea su edad, conoce a los italianos, y los italianos se van exportando hasta traspasar nuestras fronteras por derecho propio y porque los granadinos traemos a nuestros foráneos amigos a que los conozcan.



Decidme, por ejemplo, quién de vosotros (que sea de Granada), no ha pensado alguna vez dónde esconderá el tiralíneas aquel que con tanto mimo nos llena la tarrina de forma que no rebose ni falte nada de la misma sin helado; decidme quien no juega a encontrar caras nuevas entre los que, destrás del sempiterno mostrador, sirven los helados con la mismas maneras de siempre; decidme quién no muere con la casatta, con la tarta de chocolate, quién no se sorprende con el tamaño del topolino y la exagerada desproporción entre lo que se paga y lo que se come, y aun así lo seguimos pidiendo. Decidme quién no ha saboreado la trufa, la nuez, la avellana, la straciatela (nata-choc vamos), camino de la Carrera del Darro y luego se lo piensa mejor y se sienta en un banco a ver pasar a la gente (qué gran deporte éste) y saludar a los amigos que buscan un momento para cambiar dinero por fichas, y fichas por helado...



Para el granadino, no hay mejor forma de ver pasar a la Cena que con nuestro helado de los italianos en la capilla del Nazareno, no hay mejor sitio de quedar que "de menos cuarto a en punto" en la puerta de los italianos, no hay mejor medidor del tiempo que las dependientas de los Italianos, ya que entran siendo adolescentes y ya algunas lucen canas en su pelo; no hay mejor domingo que el que se pasa al sol de Reyes Católicos con tu tarrina de helado, y no imagino mejor embajador para Granada que la tarta de chocolate en su cono de barquillo...



Pues eso, la otra tarde anduve de vinos por Granada, y me acerqué a la Gran Vía a comprar un litro de helado para merendar con mis padres, y la merienda me dió pie a la entrada que hoy leeis, y que a buen seguro os resulta familiar, pero para el que no sea de Granada, os presento a "Los Italianos"...






P.D: dedicado a la maravillosa mujer que se retrata en esta foto, para que prontito esté recuperada y pueda disfrutar de ellos...

Comentarios

  1. Imagino que será lo equivalente al la heladería Rayas en Sevilla.

    No dudaré en acercarme la próxima vez que visite vuestra tierra.

    Saludos

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  2. Exactamente, querido amigo, la heladería Rayas de Sevilla se podría definir como el equivalente de los Italianos granadinos, así que hay que probarlo...

    Un saludo desde Granada

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