...de las que sé que te gustan.
Era el año mil novecientos noventa y nueve...en la Facultad escuchaba sentado en mi pupitre las lecciones de don Eduardo en astrofísica, en aquellas aulas de la zona F de la facultad de Ciencias, cuando el sol de la primavera empezaba a dejar las rebecas "guardadicas" en los cajones de las casas, y los estudiantes hacíamos grupos para sentarnos en el césped a tomar el sol, el fresco, o lo que se terciara. La primavera de ese año, no recuerdo si fue más cálida de lo normal, si la lluvia había hecho acto de presencia lo suficiente para no desbaratar los planes de los cofrades en los días grandes, ó si el Madrid fue campeón de algo...de hecho no recuerdo nada de ese año, curiosamente, en el que supongo que pasaron cosas no demasiado relevantes para ser recordadas hoy, que he rebuscado en la carpeta de fotos cedidas de mi portátil para ilustrar la entrada del día.
Es increíble cómo es la memoria de selectiva, que sólo se queda con lo importante para dejar de un lado aquello que no es digno de mención o de recuerdo. Mil novecientos noventa y nueve...yo contaba con veintidós años, y había empezado a descrubrir la libertad que otorgaba la vida universitaria, desvinculado del colegio de curas en el que aprendí a ser hombre. Mi vida giraba en torno al fútbol sala, siendo prácticamente lo único que hacía, por lo que mi madre no daba abasto para lavar tanta ropa de deporte amén de los quebraderos de cabeza que le daba el modo en el que había decidido vivir la vida, y los amigos ocupaban el resto de mi tiempo, a medias entre las prácticas, los cafés en Babel, y el estudio de las durísimas asignaturas de la licenciatura. En ese año se cumplían los siete años de la Expo de Curro (ejemplo de "malafollá" sevillano que diría Ladrón de Guevara) y las olimpiadas de Cobi, en que fuímos campeones olímpicos de fútbol con los Kiko, Luis Enrique, Guardiola, (porque del resto de medallas poco o nada nos acordamos)...y Aznar gobernaba en España con el bigote aun sin canas y bastante menos desmejorado. Mi hermana mayor no tenía en mente ni siquiera casarse, y los mellizos andaban por Derecho, en lo que iba a ser su primer año. El pequeño, con doce años, seguía en manos de los curas del colegio Virgen de Gracia, ya mixto, y preceocupado por cosas completamente diferentes a las que ahora le quitan el sueño.
En mil novencientos noventa y nueve había menos crisis que ahora, aunque todo seguía más o menos igual que en estos tiempos y es que, trece años después, seguimos sin tener coches sin ruedas para surcar los cielos de la ciudad y sobrevivimos al archirrepetido efecto 2000 de los ordenadores del mundo. Mi vida ha cambiado bastante desde entonces, y supongo que la vuestra también, ya que ahora me faltan personas importantes y me sobran también algunas que no lo son tanto (aunque en aquella época fueron fundamentales); acabé otra carrera diferente a la que empecé y que me ha permitido dedicarme plenamente a una profesión que me gusta, y los amigos han seguido a mi lado a pesar de los pesares. Nuevos miembros han venido a mi familia, ampliándola y enriqueciéndola, y algunos habrán de venir haciendo que la vida siga su curso, porque para eso hemos venido a este mundo, viendo las cosas bajo otro prisma distinto al que nos hacía mirarlas allá por mil novecientos noventa y nueve...¿dónde estabáis? ¿qué era de vosotros? ¿cuántas cosas han cambiado desde entonces? ¿quién os robaba los pensamientos? ¿por quién llorabáis? ¿con quién compartíais vuestra alegría? ¿se han cumplido vuestra expectativas de entonces? ¿tenéis nuevas metas, o habéis variado las de antes?...podría seguir haciendo preguntas parecidas hasta aburriros y aburrirme, pero en lugar de eso las contestaré en silencio, para mí, hoy que he sacado del baúl de los recuerdos una fotografía en la que queda patente que por mucho que pasen los años, la perenne estampa del Señor de la Sentencia nos situará de nuevo en cualquier domingo de Ramos, en esa calle que sólo tiene Granada; fotografía que me envió un dentista de Úbeda, con el siguiente asunto en el email: "Año 1999, una fotillo de las que sé que te gustan"...
Gracias amigo.
Gracias amigo.
Fuente fotografía: Colección particular José Carlos Martos
Precisamente 1999, fue mi año de debut en sentencia. Que recuerdos abuelo, que recuerdos.
ResponderEliminarQué lejos queda ya el 99... madre mía abuelo, qué lejos...
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