Para todo...
Para el ocaso de mis noches, el comienzo de los días asomados a tus pestañas, ésas que llevan el sol prendido para convertir la oscuridad en el fulgor más intenso. Para la tristeza de mi vida, la alegría de tus vaivenes, mecidas tan suaves que ni alteran tu postura, mientras tus ojos buscan a quien los quiere mirar en la esquina en la que siempre te aguarda quien sabe esperarte. Para la torpeza de mis actos, la firmeza de tu nombre, que lleva inscrito en sus letras el significado de la palabra anhelada, aunque no por ello más fácil de conseguir. Para la "nada" de mi existencia, el "todo" de tu presencia. Para lo pequeño de mi ser, la grandeza de tu amor, que a todos llega porque hacia todos parte, presente entre las palabras musitadas, y acaso más cercano para los que sólo saben de Tí una vez al año, entre la flor y la cera, y las nubes del incienso.
Para la falta de rumbo, las líneas que confluyen en Tí, en ese punto exacto donde aparecen tus ojos para que no podamos reparar en nada más, y permanezcamos inmersos en ellos todo el tiempo que nos sea necesario para no caer ante los golpes de la vida. Para mis pasos perdidos, las huellas de los que te llevan para que me sea más fácil reconocerte y encontrar las calles familiares, que de pisarlas me sé de memoria hasta la forma que tiene de caer la luz sobre sus cales. Para cuando no escucho, las palabras de los que te mandan, que me harán recordar quién eres y por qué me quieres tanto. Para mi oración, tu paciencia. Para los míos, el calor de los Tuyos; para mi infierno, tu Cielo. Para Granada, Jesús y María en la anochecida al compás de cualquier marcha...para mi hambre, la Cena que preside el que llevaste en tus entrañas; para mi miedo, tu valor. Para mis lágrimas, tu serenidad. Para el que viene, tu protección. Para el que está contigo, tu compañía. Para llevarte, un costal. Para encontrarte, una iglesia de barrio antiguo en el centro de la historia de esta tierra. Para agradecerte, todos los días de una vida. Para llamarte, los piropos que me enseñan aquellos que tanto te quieren. Para Tí, un domingo de palmas y de Ramos, para mí, la fortaleza que da el decir tu nombre, y para todo, la Victoria...
¡¡¡Vamos que nos vamoooooos!!!. Que Ella te bendiga y os proteja a todos, a los que ya estais y a los que están por llegar.
ResponderEliminarAl cielo lo que es del cielo.
Me has hecho llorar amigo, me has hecho sentir esa mirada de la Madre de Dios, has plasmado aquí toda una Oración. Enhorabuena y muchísimas gracias. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/