La espera
En la vida de todo ser humano está presente la espera...siempre esperamos algo; esperamos al fin de semana para estar con los nuestros, esperamos a fin de mes para cobrar (los que tenemos la suerte de poder hacerlo) el sueldo que nos permita mantener a nuestra familia y esperamos las vacaciones para descansar (si no eres autónomo) y olvidarte un poco del ajetreo que constituye nuestra existencia. Quizá, en el mayor de los casos, necesitemos esa espera transformándola en ilusión para seguir tirando con nuestras cosas ahora que todo parece estar en contra nuestra y disfrazamos el día a día con las cosas que tienen verdadera importancia; así, pensamos en el futuro esperando que algo cambie y nos traiga un trabajo, un trabajo más cerca a los que estamos distanciados, una casa propia que podamos poner a nuestro gusto, un poco de tiempo libre, algún viaje,...cualquier cosa que nos haga evadirnos un momento de la que está cayendo a nuestro alrededor en este mundo de tiendas vacías, familias en paro y ya casi de remiendos en los pantalones (como antaño). En nuestra espera, buscamos nuestra canción favorita, ésa que siempre nos hace sonreir, para llevarnos a la época en la que la escuchábamos revestidos de ilusión y de ausencia de responsabilidades, cuando nuestra mayor diatriba era elegir la carrera o qué camisa nos íbamos a planchar para salir con la niña que nos gustaba; nos sentamos en nuestro sofá, en el sillón, frente a la tele, y centramos la mirada en todas partes y en ninguna en concreto, para apreciar mejor el instante y sentirnos relajados y contentos, por lo menos durante el tiempo que dure la "pista" en el equipo de música, o la película de la que siempre recordamos las escenas y los diálogos nos los sabemos casi de memoria.
A lo mejor esa espera lleva implícito, seguro que sí, algo de nostalgia por aquéllo que dejamos atrás, pero eso siempre enriquece y nos da más viatlidad para afrontar lo venidero, al menos, con una gran sonrisa en los labios, ya que lo bueno del futuro es que está por venir, y no sabemos lo que nos va a deparar. Siempre se es joven, bien física o emocionalmente, así que nuestro cerebro urde, casi continuamente, planes para hacer más corta la espera, y nos afanamos en planearlo todo bien aunque luego lo que mejor sale es lo que hacemos a la ligera sin tanta preparación. Precisamente esos preparativos son los que nos hacen más liviana la espera, nos acortan los días, como cuando hacemos las maletas para irnos de viaje, o cuando planchamos los costales para sacar a la calle a nuestras devociones, y son los que hacen que durante ese corto, a veces, espacio de tiempo el optimismo nos invada, queriendo ser felices a toda costa y disfrutar de lo que está por llegar.
Yo no suelo ser agorero, por lo que miro al futuro con optimismo ya que la vida es demasiado hermosa para ir por ella con penas, aunque sea muy dura, y creo que nos merecemos ser felices precisamente por todo lo que estamos pasando. Como veis, hoy he cambiado el negro por el blanco, el vaso medio lleno por el medio vacío, y he decidido que no voy a sufrir por cosas que no tienen remedio y que voy a sacarle el poco jugo que tengan para saborearlo...cuando salga de trabajar me iré un ratito a la playa, a refrescar el cuerpo y la mente, y luego esperaré a que mi mujer llegue a casa y disfrutaré de ella durante las próximas horas, que es para lo que hemos venido a la tierra, disfrutar de las cosas que tenemos y no para estar infeliz queriendo tener lo que no se puede.
Como dice Bunbury: "pronto llegará el día de mi suerte, sé que antes de mi muerte seguro que mi suerte cambiará...¿pero cuándo será"...por eso, como no lo sabemos, hay que seguir con la espera...
FUENTE FOTOGRAFÍA: www.loquetucorazonnosabia.blogspot.com
Esa espera es esperanza amigo. Bien lo has descrito y relatado, siempre esperamos algo. Aprovecho para desearte un feliz verano y despedirme de ti hasta Septiembre amigo. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
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