Paz...
Cuando la mañana del Domingo de Ramos derrama su luminosidad por las ventanas inundando todos y cada uno de los resquicios de nuestras almas, siempre queda un hueco entre mis devociones para Ella. No importa las veces que nos paremos a mirarla, porque siempre habremos de encontrarla igual, tan niña y a la vez tan mujer, siendo la novia del barrio al mismo tiempo que la Madre de Dios, dejando que su nombre nos hable de tiempos mejores, de tranquilidad, de buenos sentimientos y de un mundo mejor. En estos tiempos que corren en que todos nos dedicamos a retener lo poco que nos va quedando de dignidad para no mandar al que oprime más allá de donde apuntan sus zapatos, Ella siempre está ahí, para mirarla cuando las cosas no salen a nuestro antojo. Hoy día la vida nos obliga a aferrarnos a los buenos momentos para no concentrar en demasía nuestros pensamientos en lo que nos preocupa, y Ella siempre está en los míos quizá porque, en esos momentos, necesite lo que su nombre me brinda para medir la belleza de la vida.
Ella, con su manto azul, reflejo del cielo del día en que sale a recorrer Granada, es una de las Vírgenes de nuestra Semana Santa que no llora por fuera, sino por dentro, y me gustaría saber si los motivos son los que todos suponemos, o hay algo más que la aflije y tiene que ver un poco con su nombre. Su Hijo está entrando en loor de multitudes por el arco de Elvira hacia Granada, pero las alabanzas que recibe puede que no sean del todo ciertas, o respondan más a las ganas que tenemos de cofradías en la calle que de lo que representa esa entrada realmente para nosotros los cristianos. Puede que mientras aclamemos al Señor montado en el pollino como el Rey de reyes, su Madre y la nuestra ya se esté adelantando no sólo unos días hacia adelante, sino veinte siglos, y se le corten las lágrimas al contemplar cómo es el mundo actualmente, y cómo hemos utilizado las enseñanzas del Maestro. Precisamente, Ella quiere para nosotros lo que su nombre representa, quiere que nos amemos los unos a los otros como su Hijo nos dejó dicho, y quiere que no haya guerras entre hermanos mas, sin embargo, la Paz es consciente de que en este mundo loco reina todo menos eso.
Cada vez que me levanto y pongo las noticias de la mañana, me inundan los sentidos los crímenes que asolan nuestro día a día y que se han convertido hasta en normales de tanto como los hemos escuchado; así, la violencia de género, los padres que ocultan a sus hijos, los que asesinan y secuestran, preocupan y mucho a nuestra sociedad mientras que poco o nada se hace por evitarlos. En este mundo lleno de injusticias, la bondan de Jesús y de María sólo tienen cabida en el corazón noble de algunas personas que guían a las demás hacia la bonhomía más altruista, pero por desgracia pocos son los que les siguen en su intento, y muchos los que desoímos la llamada. En la actualidad, los motivos de llanto son muchos y contínuos, y los recuerdos pesan más que las ilusiones en muchos casos, por lo que hay gente que no quiere oir hablar de Dios, como no quiere pensar en el futuro. A ese futuro que se me antoja ilusionante a pesar de los pesares, otros lo miran con vestido negro en su desesperanza, por lo que creo que Ella es la más adecuada para sacarnos de este atolladero en el que nos desenvolvemos, por desgracia, como pez en el agua, y por eso necesito pedirle, en estos tiempos más que nunca, que su nombre inunde el mundo por completo, para que los que han de venir la sigan mirando esperanzados...
"Llena de Paz mi camino, dáme con tu paz la calma, y de Paz siembra el destino de mi vida y de mi alma". (Pascual González)
Nunca mejor traído... que la Paz sea contigo y con los tuyos
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