Para cuidarnos...
Siempre me han llamado la atención sus manos...no sé la razón exacta, pero las manos me parece que están dotadas de un extraño poder. Más allá de la belleza que puedan tener, dependiendo de la calidad artística directamente proporcional al talento de su hacedor, las manos esconden un lenguaje interno que me hace siempre pararme a meditar...¿cómo serían las manos de María?...¿pequeñas y regordetas con hoyuelos en el inicio de los dedos, casi como los de una niña? ¿delgadas y estilizadas como las de una señorita de alta alcurnia? ¿o fuertes y recias como las de cualquier mujer que se pelea a diario con la vida?...en cada mujer que pasa cerca mía, me fijo en como sus manos acompañan a su rostro, a su forma de hablar, y la mayoría de ellas las usan para hacerse entender allí donde las palabras dejan de tener utilidad...seguro que casi ninguno se ha parado a pensar en ellas y, sin embargo, por ellas pasa prácticamente todo...
Sí,... Por ellas pasa todo a cada hora, por ellas discurre el río en que las aguas se calman cuando la vida desata tempestades, puestas sobre nuestras cabezas cuando el llanto nos desborda, y acabamos rendidos, cabizbajos, sobre el regazo de nuestra propia tristeza. Por ellas fluye la vida a cada instante, en forma de pequeños con sus risas, y la muerte detiene sus desaires, que para morirse, ay Dios, no existe prisa. A ellas recurrimos siempre y todos, aunque a veces no queramos reconocer su intercesión; en ellas se pierden en la noche de los tiempos, las inquietudes y vanidades de los que fueron, alguna vez, paisanos nuestros. A ellas clamo cuando preciso ayuda, a ellas apunta mi búsqueda inconstante, en ellas juego a ser niño otra vez y, en adelante, ellas van rigiendo mi destino; en ellas empieza todo al despertarme, en ellas tienen fin tantos caminos...
En ellas vive la Esperanza de los hombres, que pasan por sus dedos sun anhelos, igual da que sea un décimo de lotería, que la fotografía de un ser querido que anda enfermo; en ellas estamos seguros, a ellas nos aferramos para no caernos; Sobre ellas se sostiene cada día, el mundo en el que vivimos, ellas pasan las hojas del cuaderno en el que se escribe nuestra vida y su destino. Ellas saben que precisamos sus mercedes, ellas intentan dar lo que pedimos. Por ellas sufre el corazón que las extraña, ávido de consuelo y de sosiego, desde cualquier rincón de su realeza; en ellas piensa la mente nunca quieta, cuando los problemas asaltan nuestros sueños.
En ellas descansa el fatigado, cuando acude a desahogarse de sus penas, de ellas precisamos los abrazos...¿no?...cuando levanto la vista, y antes que la cara de mi Virgen me encuentro con sus manos, siempre pienso, menos mal que Tú las usas..."pá" cuidarnos...
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