La voz...


Ahora que llevan un tiempo bombardeándonos con un nuevo "reality" en el que cuatro cantantes eligen por sus voces a las próximas y futuribles figuras del mundo de la canción, me ha parecido correcto denominar a esta entrada con el mismo título que dicho programa para hablar de la que, para mí, es la voz del actual panorama musical español. Habrá gente, obviamente, que no comparta conmigo esta opinión, pero yo pienso que no hay nadie como ella, no sólo por la potencia y la calidad vocal que posee, sino también por la calidad con la que hace todo esta mujer.

Quizá sea por mi carácter romántico, las canciones dedicadas al amor siempre me han llegado más hondo que el resto, aunque mis gustos musicales son dispares y variopintos, y quizá por ser mujer, a ella le resultó más fácil impactarme, cosa que también hace Malú, si bien  Pastora es otra cosa...desde que se sube al escenario, empieza a derrochar un saber estar y unas tablas que a nadie, o a pocos, deja indiferente, conectando de forma directa con el público que casi siempre llena las salas en donde se realizan sus conciertos con una forma sencilla, sutil y familiar, que te va envolviendo poco a poco hasta que caes rendido a la evidencia. Su potente voz, con un amplio registro de tonalidades, pasando del susurro al grito estremecedor y espeluznante, de vellos de punta y sacudida brutal, hace que no puedas desviarte ni un minuto de las letras de sus canciones que, con una temática a nivel del vulgo, hacen que más de uno se sienta retratado, al menos alguna vez, en lo que éstas nos van relatando, al mismo tiempo que ella, con ese peculiar acento andaluz, con esa gracia con la que se pasea por el escenario, con esa sensualidad que pone en todo lo que hace, te acapara durante las dos horas que dura su actuación y que te saben, encima, a poco.


He perdido la cuenta de las veces que la he visto en directo, como he perdido la cuenta de las veces que su gran voz ha hecho más llevadero el camino hacia el trabajo, permaneciendo sus discos en la guantera de mi coche y en el salón de mi casa, para cuando necesito evadirme un poco de las situaciones de la vida. He perdido la cuenta de las veces que he tarrareado sus canciones mientras plancho, porque yo soy cantante de plancha más que de ducha, y he perdido la cuenta de las veces que me he emocionado viéndola cantar, llenando con sus voz todos los resquicios de mi alma. Pastora es mucha Pastora, pero cuando más me gusta es cuando se dirige al público que, expectante, desea recibir sus palabras como si de una amiga se tratase, para romper a aplaudir cuando piropea a nuestra tierra y cuando se emociona al pisar las tablas de un escenario en suelo granadino. Cuando más me gusta es así, cercana y distante a la vez, próxima a nosotros pero en su sitio como artista, porque artista lo es un rato, y me gana cuando abandona las canciones de su discografía para entregarnos el fruto de sus principios, cantando copla, o se sienta en una silla sin más compañía que una guitarra para cantar palos de flamenco o piezas del repertorio de artistas que la precedieron y que son grandes entre las grandes.

Cuando Pastora abandona el escenario, cansada de entregarse, cuando las manos nos duelen de aplaudir y las gargantas las tenemos roncas de gritarle, es cuando me paro a reflexionar acerca de lo que acabo de disfrutar y me reitero en lo que ya dije al comenzar esta entrada. ella es la voz de este país, a mi humilde entender, y la sonrisa...

Fuente fotografías, por orden de aparción: www.radiogranada.es y www.eurovisionmania.wordpress.com,

Comentarios

Entradas populares