Suerte...
La suerte nos es esquiva...eso es lo que pensamos a menudo cuando vemos que las cosas no salen como las habíamos planeado, o como desearíamos, y siempre atribuímos a la suerte los resultados de casi todo lo que vamos emprendiendo a la largo de nuestra vida.
La suerte es relativa, tanto, que muchas veces no llegamos a vislumbrar, cegados por nuestro ensimismamiento, que lo que para nosotros es suerte para otros no lo es, y que muchos querrían, para mejorar la suya, un poquito de nuestra "mala" suerte. El trabajo, las relaciones personales, los hechos que van sucediendo a diario a nuestro alrededor, las enfermedades de nuestros seres queridos, las medusas en la playa, el sol que viene en nuestras horas laborales y se va en las que dedicamos al ocio, el sueldo que cobramos a fin de mes (si es poco es porque tenemos mala suerte, mientras que el afortunado es el que cobra más que nosotros trabajando menos pero, ¿y el que no tiene sueldo que cobrar?), los arreglos del coche y hasta los llantos de nuestros hijos ("qué mala suerte que se pone a llorar justo cuando salimos para cenar con los amigos"..."¿por qué no lo hace cuando estaba en casa de mi suegra?)...todo lo achacamos a la suerte sin saber si realmente lo es o simplemente lo vemos así porque en nuestra naturaleza está el ser infelices. ¿Cuántos de nosotros nos conformamos con lo que tenemos?, yo diría que ninguno, siempre tenemos la mala suerte de no poder ser como "fulanito", o estar en donde "perenganito". ¿Quién de nosotros se levanta dando gracias por lo que tiene en lugar de desear lo que no tiene? ¿quién de nosotros es feliz sólo con eso?. Hay veces en que la suerte marca dástricamente nuestra existencia, y ocasiones en que la suaviza mínimamente; la suerte está presente en todos y cada uno de nosotros desde el instante en que nacemos, simplemente, por hacerlo en la familia que lo hacemos y no en otra, porque tuvimos la suerte de ser hijos de quién somos y así, la suerte decide si tus padres te adoran o te repudian, si tienes más o menos hermanos, y si te llevas mejor o peor con ellos; la suerte marca la ciudad en la que vienes al mundo, la calle en la que vives y hasta la mujer que te acompaña ¿o eso era el destino?...el caso es que buscamos la suerte o huímos de ella, nos aferramos a unos décimos de lotería por si tenemos suerte, echamos curriculums o vamos a los exámenes sin estudiar por si hay suerte, y desplegamos una suerte de amuletos para que ella nos acompañe (yo tengo uno que hasta ahora no me ha fallado, pero no lo uso mucho por si cambia la suerte). Pero me pregunto ¿realmente la suerte existe? ¿es suerte lo que, a veces, nos cambia la vida de un plumazo o será, como dije antes, cosa del destino? ¿la suerte viene y va o somos nosotros los que vamos y venimos?...no sé, no puedo precisar si lo bueno que me ha ocurrido es por buena suerte y lo malo es porque no la tuve en ese momento, o simplemente porque estaba de Dios que sucediera de ese modo, pero es posible que, de no haber ocurrido así, habría pasado de otra manera tal vez incluso peor para mí o para los míos. No sé si es suerte que yo tenga trabajo y otros no, que mi esposa sea madre y haya mujeres que nunca puedan sentir lo que ella sintió llevando a nuestra hija en su vientre, que yo tenga a mis padres y mis hermanos y haya personas de mi edad a los que ya les falten esos pilares en su vida; no sé si todo eso será suerte, ni sé la suerte que me deparará el futuro, pero por todas las cosas que veo a mi alrededor cada vez que me levanto y acudo al trabajo, me pregunto seriamente su no sería mejor no tentar a la suerte...
Para todos los momentos de incertidumbre...¡qué Dios reparta suerte!...
La suerte es relativa, tanto, que muchas veces no llegamos a vislumbrar, cegados por nuestro ensimismamiento, que lo que para nosotros es suerte para otros no lo es, y que muchos querrían, para mejorar la suya, un poquito de nuestra "mala" suerte. El trabajo, las relaciones personales, los hechos que van sucediendo a diario a nuestro alrededor, las enfermedades de nuestros seres queridos, las medusas en la playa, el sol que viene en nuestras horas laborales y se va en las que dedicamos al ocio, el sueldo que cobramos a fin de mes (si es poco es porque tenemos mala suerte, mientras que el afortunado es el que cobra más que nosotros trabajando menos pero, ¿y el que no tiene sueldo que cobrar?), los arreglos del coche y hasta los llantos de nuestros hijos ("qué mala suerte que se pone a llorar justo cuando salimos para cenar con los amigos"..."¿por qué no lo hace cuando estaba en casa de mi suegra?)...todo lo achacamos a la suerte sin saber si realmente lo es o simplemente lo vemos así porque en nuestra naturaleza está el ser infelices. ¿Cuántos de nosotros nos conformamos con lo que tenemos?, yo diría que ninguno, siempre tenemos la mala suerte de no poder ser como "fulanito", o estar en donde "perenganito". ¿Quién de nosotros se levanta dando gracias por lo que tiene en lugar de desear lo que no tiene? ¿quién de nosotros es feliz sólo con eso?. Hay veces en que la suerte marca dástricamente nuestra existencia, y ocasiones en que la suaviza mínimamente; la suerte está presente en todos y cada uno de nosotros desde el instante en que nacemos, simplemente, por hacerlo en la familia que lo hacemos y no en otra, porque tuvimos la suerte de ser hijos de quién somos y así, la suerte decide si tus padres te adoran o te repudian, si tienes más o menos hermanos, y si te llevas mejor o peor con ellos; la suerte marca la ciudad en la que vienes al mundo, la calle en la que vives y hasta la mujer que te acompaña ¿o eso era el destino?...el caso es que buscamos la suerte o huímos de ella, nos aferramos a unos décimos de lotería por si tenemos suerte, echamos curriculums o vamos a los exámenes sin estudiar por si hay suerte, y desplegamos una suerte de amuletos para que ella nos acompañe (yo tengo uno que hasta ahora no me ha fallado, pero no lo uso mucho por si cambia la suerte). Pero me pregunto ¿realmente la suerte existe? ¿es suerte lo que, a veces, nos cambia la vida de un plumazo o será, como dije antes, cosa del destino? ¿la suerte viene y va o somos nosotros los que vamos y venimos?...no sé, no puedo precisar si lo bueno que me ha ocurrido es por buena suerte y lo malo es porque no la tuve en ese momento, o simplemente porque estaba de Dios que sucediera de ese modo, pero es posible que, de no haber ocurrido así, habría pasado de otra manera tal vez incluso peor para mí o para los míos. No sé si es suerte que yo tenga trabajo y otros no, que mi esposa sea madre y haya mujeres que nunca puedan sentir lo que ella sintió llevando a nuestra hija en su vientre, que yo tenga a mis padres y mis hermanos y haya personas de mi edad a los que ya les falten esos pilares en su vida; no sé si todo eso será suerte, ni sé la suerte que me deparará el futuro, pero por todas las cosas que veo a mi alrededor cada vez que me levanto y acudo al trabajo, me pregunto seriamente su no sería mejor no tentar a la suerte...
Para todos los momentos de incertidumbre...¡qué Dios reparta suerte!...
Fuente fotografía: www.emprendovenezuela.net
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