Viernes...

Lo comentaba el otro día con uno de mis mejores amigos, de esos que cuando analizas el tiempo transcurrido descubres que no se ha perdido ninguno de tus momentos importantes (aunque tú si te hayas perdido algunos), en referencia a los viernes por la noche.

Hace años, cuando la única responsabilidad que yo tenía era sacar mis estudios, si bien lo hacía a deshoras, ya que nunca lo hice dentro de los tiempos marcados para ello, los viernes tenían un sabor especial. Esos viernes, casi siempre empezaban con un café en casa de un amigo viendo vídeos de Semana Santa para improvisar una tertulia antes del ensayo que a todos nos ocupaba. Después, la casa del amigo se cambió por el antiguo "Amadeus" (si os acordáis de él es que ya peináis canas) jugando al parchís en alguna mesa mientras hablábamos de "santos" con los costales amontonados en los sofás junto al café "calentito" y en buenísima compañía. Más tarde, alguno de los que nos reuníamos allí decidimos compaginar esos momentos con la práctica del fútbol sala en una peña a las 20:30h en el pabellón del colegio santo Tomás de Villanueva para salir disparados después hacia la casa de hermandad en donde nos esperaban, a la par, la parihuela cargada de kilos y los amigos.

El otro día, hablando con él, me ví de nuevo con esa edad, con mi bolso de deporte en el que compartían sitio la ropa de portero y la faja de costalero. Me ví en ese Ford Fiesta camino del pabellón, me ví en esa casa de la calle Gran Capitán y con esos amigos; me ví en esas noches frías de ensayos compartiendo cervezas con los de siempre, costaleros de los que me acuerdo ahora que acudo al ensayo sólo y los busco entre las caras conocidas que aún permanecen allí, aunque ya nada será como al principio ahora que está llegando el final de mi periplo. Hablando con él en el intermedio de lo que más nos gusta, al relente de una calle en el barrio de Fígares, bajo la parihuela que acogerá al Sagrado Protector de Granada, me ví de nuevo en esos viernes de antaño en los que todo era diferente.

Ahora, con dos hijos él, con una yo, y unos pocos años más sobre nuestras espaldas, me atrevo a escribir, hoy viernes, de aquéllos otros que marcaron nuestra vida porque, si algo no ha cambiado en ella, es que los viernes sigue ensayando...la Esperanza...



Dedicado a los que, alguna vez, pasaron por las listas de hermanos costaleros de Jesús del Gran Poder y Nuestra Señora de la Esperanza.

Vídeo subido a youtube por theger89

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