Porvenir...


Hay que ver la de cosas que se pueden englobar dentro de esta palabra que alguna vez hemos mascullado entre dientes o lanzado a los cuatro vientos. Siempre andamos preocupados por ese porvenir  incierto que se deja ver las menos veces por los visillos de la oscura ventana del futuro, aunque ninguno de nosotros quiera saber mucho de él, no vaya a ser que no nos guste lo que vemos. Si nos ponemos a pensar en lo que ha de venir, seguro que nos iremos a lo más lejano, es decir, cómo me irán las cosas dentro de unos cuantos años, cómo se desarrollará la vida de los que tengo más cerca, dónde estudiarán mis hijos, dónde viviré,...y casi nunca miramos a esa parte del porvenir que nos pilla más a mano; ese limbo entre el presente y lo más lejano, que es precisamente lo que antes vamos a vivir. En ese pequeño margen (relativamente hablando) de tiempo que es el que ha de venir de forma inminente, a mí se me presentan varias e ilusionantes perspectivas, que me han hecho reflexionar acerca de lo fácil que resulta ser feliz y lo poco que dedicamos a ello. No hace mucho leí en alguno de los escaparates de Granada, que necesitamos mover cuarenta y siete músculos al enfadarnos y sólo doce para sonreír (el número no es exacto, pero era una proporción parecida), y es curioso que, si miramos alrededor, casi todo el mundo tiene el semblante serio, anda enfadado, hablando a voces, y muy pocos son los que sonríen.

Dada mi actual situación, parecería lógico que anduviera preocupado (y lo estoy, pero en menor medida) por lo que pueda pasar dentro de nada en lo que al trabajo se refiere, metiéndome en camisas de once varas, atosigando a los que tengo alrededor con mis problemas laborales, pero he decidido, precisamente hoy que hace tan buen tiempo y el sol me pone de buen humor, que le voy a dedicar todo el tiempo del mundo a lo que me hace feliz...voy a reencontrarme con mis amigos para conocer a sus hijos recién nacidos o animarlos en los duros trances de la vida; disfrutar de mi hija, voy a quitarle al polvo a la moto y a la cámara de fotos, voy a intentar hacer reír a mi gente, salir a correr de nuevo, ver ganar al Granada (otra año más en primera), juntarme para hablar de cofradías, ir a la boda de la hermana de mi mujer, e invitar a merendar a mis sobrinos. Voy a intentar devolver visitas a Sevilla y Úbeda y voy a dejar de lado los enfados paseando tranquilo por mi ciudad. Como veis, es poco lo que necesita para ser feliz, así que yo estoy dispuesto a seguir sonriendo...

Comentarios

  1. Enhorabuena por tomar tan buena decisión, y sobre todo, por volver a abrirnos tu ventana a los que nos gusta asomarnos a ella.

    ResponderEliminar
  2. Gracias amigo, por aquí seguiremos para lo que gustéis mandar.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares