Jardín...



Está ahí, aunque pasa desapercibido, mil veces recorridos sus aledaños, siempre con las prisas del día a día, y mil veces ignorado también, acaso por lo poco llamativos que resultan los colores de sus rejas, o el emplazamiento en sí, aunque esté situado en pleno corazón de Granada, junto a la facultad donde se imparten clases de leyes. Siempre he sabido que estaba ahí, he sabido de su existencia pero nunca había atravesado sus puertas para ver el recinto y lo que el viejo edificio puede ofrecernos, como nunca me habían llamado la atención los árboles que en él crecen. Nunca, hasta que fui "obligado" a entrar, cámara en mano, para uno de los ejercicios que, cada martes y jueves, nos plantea  la profesora de técnica fotográfica. Entonces me fijé, buscando la foto ideal, en muchos de los variados tipos de flores, de árboles, en la fuente que antecede a la casa, y me sorprendió que ese lugar es escogido por muchas parejas jóvenes para pelar la pava, por muchos bibliófilos que se sientan en un banco al sol a leer, por muchos fotógrafos, y me pregunté a mi mismo por qué nunca antes había entrado en el Jardín Botánico. Por suerte para mí, Granada nunca deja de sorprenderme...
 

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