imaginando...
Tercera planta...no sé por qué, pero me da que ésa es la mía, perdón, la nuestra, por eso de que a la tercera va la vencida, así que tiene que ser tercera planta, porque si no puede que se desdibuje el sueño y se evapore. Siete vueltas (o más) de llave al abrir, para que no sea fácil acceder a la casa, más que nada, para intentar que lo que hay en ella no salga hacia fuera y decida no volver; así que siete vueltas de nuevo, y todo queda guardado dentro, que es donde mejor se está...ya lo estoy viendo, puestos a pedir pido sol, mucho sol, que si entra por la ventana estaremos más felices, los nublados los dejo para los días de trabajo y el invierno, y el sol para los fines de semana, los domingos de Ramos y las traseras de misterio clásicas. El sol no debe faltar, y me pregunto si no podría ponerlo en toda la casa, así que quiero que todas las ventanas den al sur, que es donde reside el arte, para que siempre haya luz entre las paredes, el mayor número de horas al día.
Vamos a seguir soñando, no quiero despertarme, así que vamos a por el pleno...habitaciones soleadas ya hay, ahora sólo falta quien duerma en ellas, una para nosotros, una para Candela, y otra por si viene alguno más y, por favor, si viene alguno que sea alguna, sí, que sea niña para llamarla Esperanza, porque si se llama Esperanza, cada vez que la nombre llenaré mi casa con ella y será más difícil que algo nos entristezca. Muchos cuentos que leerle a nuestras niñas, muchos lápices para gastarlos escribiendo, mucho papel para garabatear emociones, café calentito en la cocina, música, que la historia se cuenta en canciones de amor, y no en batallas perdidas; música de fondo en el salón, un salón enorme para poder recibir a los amigos de verdad, los de siempre y los que vendrán, y a la familia que ya va creciendo y, para ser feliz del todo, bien situado para que al abrir el balcón se vea Sierra Nevada, y que ella me recuerde siempre que soy hijo de Granada...
Fotógrafa: Carmina Arnedo
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