7 años...

Ayer se cumplieron exactamente siete años que la primera entrada de esta ventana vio la luz y me alegra seguir en la brecha, después de estos años, asomándome a vuestros ordenadores, móviles, ipads...con todas las cosas que van saliendo de la cabeza de este que suscribe. Siete años de coplas, "levantás", cosas de Granada, amigos de otros blogs, fotos y más fotos, que han ido reflejando el ir y venir del que abre, casi a diario, la ventana de sus reflexiones para mantener viva la pasión por la escritura y para que mis amigos lean mis cosas. 

Me sería dificil quedarme con una entrada, más que nada, porque siendo casi mil las que he escrito desde aquel mayo del 2008 me resultaría imposible compararlas para poder seleccionar una, aunque sí tengo en el corazón y en la mente las que más me han marcado y que suelen coincidir con los momentos más importantes de mi vida en estos últimos años. Mañana será día de la Cruz y volveremos a encontrarnos con la tradición de esta Granada que, a duras penas, consigue mantener intactas algunas de las más importantes, si bien otras se han perdido para los restos sin que podamos hacer nada. Mañana volveremos a pasear las calles de Granada echando de menos muchas cosas de las cruces de nuestra infancia, pero aceptando que las de ahora son infinitamente mejores que las que marcaron no hace mucho uno de los episodios más desagradables de Granada y de sus fiestas. Espero volver a sentir el abrazo de la ciudad más pura, más enraizada, más mía, y abandonarme a los recuerdos que tengo de la calle Mulhacén, cuando las vecinas del barrio adornaban la cruz y cerraban la calle al tráfico. Sevillanas, enseres de las casas que quisieran participar, caballistas, claveles y peros con tijeras clavadas, que me llevan, inevitablemente, a mi infancia, la juventud de mi madre y de mi tía, mi abuela en el balcón de la casa, los sombreros de ala ancha de juguete y mis hermanas vestidas de gitana que, en Graná, nunca ha habido traje de flamenca, y paseos por las cruces de los amigos, más tarde de las hermandades, y siempre de la ciudad, porque la ciudad es para la Cruz y el día de la Cruz es para Granada.

Después de siete años de Ventana sigo preguntándome qué queda de las antiguas cruces en las actuales, qué queda de la Granada "entrebarrios", qué queda de la tradición, de aquellos momentos que nos hablan de una Granada que quizá ya nunca vuelva y, sobre todo, qué queda de aquel niño que fui en este hombre que sigue escribiendo después de siete años...


Fuente fotografía: flickr MARCO POLO

Comentarios

  1. Enhorabuena por estar más de siete años en el candelero. Ya se que quizás llego un poco tarde, pero hoy me vino al recuerdo tu blog, y tuve la urgente necesidad de asomarme a esta ventana, de la que uno siempre aspira un poco de aire fresco. Yo hace ya más de dos años que abandoné mi blog a su suerte, y a ratos me arrepiento, siento la necesidad de escribir y darle salida salida de alguna manera, pero una vez entierras la pluma, es muy difícil volver a retomarlo. Se del mérito que tiene estar siete años al pie del cañón, siempre con ideas frescas, con inspiración, queriendo ofrecer una imagen que exprese lo que sientes, por ello, muchas felicidades.
    A pesar del tiempo que llevo fuera de la circulación de los blogs, pues cuando dejé el mío casi dejé de leer los demás (craso error), pienso asomarme de vez en cuando a tu ventana, te lo prometo, pues cada vez que lo hago, recuerdo parte de mi inspiración perdida. Ya que a través de tus entradas me he sentido identificado muchas veces, tu pasión por la escritura y fotografía, las cuales comparto, tus sentimientos cofrades, tu granadisnismo, el amor por nuestra ciudad eterna, y por la devoción y cariño con el que hablas de los "tuyos" es encomiable.
    Por todo ello, volveré a asomarme a tu ventana más a menudo, y aparecé desnudo de alma para ver con lo que me sorprendes en cada uno de tus soplos de aire fresco que del mundo nos ofreces.
    Enhorabuena, y ánimo.

    Un abrazo de la luz que emana del Guardabrisas.

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  2. Pues qué quieres que te diga Raúl, que muchísimas gracias por seguir ahí, por leerme, y por hacerme saber lo que mis torpes palabras pueden provocar en los que las leen, porque de eso se trata, querido amigo, de que os sintáis identificados.

    Me alegro de que mis cosas te hayan servido de algo, y ten por seguro que intentaré estar, siempre que las fuerzas me lo permitan, muchos años más al pie del cañón.

    Un abrazo y gracias

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