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Vienes y vas, como las olas de la mar que tanto añoro, trayéndome de nuevo los cielos rojizos de ocasos olvidados, que se abren de nuevo en mi mente como recién estrenados atardeceres. Con tu venida, la alegría se apodera de mí y me limito solamente a sonreír, y a compartir contigo la felicidad que tú me proporcionas, sin importarme en retener algo de esto cuando los días por venir me lleven lejos de lo que tengo. Te vas, sin avisar, sigilosamente, como un ladrón huidizo de una escena del robo, recorriendo de puntillas los pasillos de nuestra afianzada relación, mientras duermo ajeno a tu partida que me dolerá cuando despierte.
No sé porqué eres así, no sé porqué lo soy yo, que acepto tu "guadianesca" forma de entender la vida, ora alejada de lo nuestro, ora necesitada de momentos. No sé si tildarte de egoísta, cuando juegas con los tiempos con perfección de equilibrista, sin titubear, sin modificar el punto de gravedad que te ancla a mí, para después saltar al vacío cada vez que lo precises sin importarte el letargo en el que me sumo, día a día, sin tu presencia...no sé si es amor lo tuyo, o es necesidad, o es un juego disparatado en el que siempre gana la banca, pero que me deja exhausto, faltándome las fuerzas justo en el instante en que debo usarlas para retenerte...contigo soy capaz de todo, me das vigor, temple, sabiduría, tino y corazón, sin ti, apenas una marioneta insulsa a la que se le han enredado los hilos. ¡quién pudiera disponer de ti a su antojo, a cada momento, y que fueras perenne testigo de mil estupideces, de mil grandezas, de mil miserias...quién supiera retenerte para poder inclinar la balanza a nuestro lado, quién no quisiera ser tuyo, aunque tú no fueras de él...niña ingenua a veces, parecieras, mujer madura siempre, que no permite un descuido ni un desmayo; mujer cruel, y femenina, distante y mimosa a un tiempo, querida y añorada siempre, mujer de todos, pero de nadie...inspiración, ¿dónde te metes?...
Fuente imagen: www.losotrosojosdeva.blogspot.com
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