Dejad que los niños se acerquen a mí...
Él lo sabía, y por eso pedía que se acercaran...Él, en su infinita bondad e inteligencia, sabía que los niños podían aportarle todo eso que Él buscaba en el género humano, la ingenuidad, el altruismo, la bonhomía, la sincera sonrisa, y por eso necesitaba que, allá adonde fuera, los niños se le acercaran.
Él salvó a la humanidad del pecado, murió por nosotros, abrazado a la cruz de nuestros males y entregó su vida, sin pensarlo, para que nosotros no tuviéramos que soportar ninguno...pero no estaba preparado para esto. Él no pensaba que en el mundo cupiera tal maldad, tal atrocidad. Él no imaginaba que en el mundo hubiera "gente" que no quisiera ser salvada y cometiera acciones que hacen asombrarse al mismísimo Satanás.
Él, cuando sentaba a un niño en su regazo, cuando dejaba que le acariciaran el pelo, y la cara, no podía imaginar que en esta horrenda y espantosa actualidad que ahora vivimos, falta de valores, de respeto, de amor y de todo lo que Él nos enseñó, hubiera malnacidos que fueran capaces de atentar contra ellos, que son la indefensión por excelencia, que no hacen mal a nadie, que no han pedido venir al mundo y que no tienen culpa de que algún desgraciado no merezca vivir ni llamarse humano. Él no podía pensar que animales (y que me perdonen ellos) sin escrúpulos utilizarían a un niño como vehículo para hacer daño a una mujer, pero es que tampoco imaginaría que los hombres seguirían haciendo daño a las mujeres...
Hoy tengo el alma rota, como casi todos los que somos padres y nos ponemos en el lugar de esa madre, semidesnuda y ensangrentada, abrazada al cuerpecillo, casi inerte, de su hijita. Hoy siento tal rabia que me pregunto si alguna vez alguien no se dará cuenta de todo esto y permitirá que a ese malnacido (y a otros muchos como él) le paguen con la misma moneda, en el acto, sin juicio y a manos de los abuelos, los tíos, o todos los seres queridos de esa pequeña inocente que ayer fallecía sin haber aprendido a hablar sólo porque un HIJO DE LA GRANDÍSIMA PUTA, COBARDE Y MALNACIDO, decidió apalear a su madre (con sólo dieciocho años) y lanzarla a ella por la ventana...
Yo no espero justicia para tí, sólo espero que alguna vez, alguien con coherencia impida, con legalidad o sin ella, que una mujer muera a manos de un hombre, y que los niños, indefensos e inocentes, sean su explayamiento y su juguete.
Él diría que pongamos la otra mejilla, te encomendaría a su Padre mediando por tu perdón, pero yo, que necesito a mi hija a cada momento a mi lado, que muero por su sonrisa, no puedo más que acordarme de esa muchacha abrazada a su niña y, desearte, desde el más recóndito lugar de mi roto corazón, y con la infinita rabia y pena que tu atrocidad me inspira, que te mueras pronto y sufriendo mucho...
D.E.P angelito...
Fuente pintura: reproarte.com
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