La razón de todo...
Eres tú la meta, el motivo por el cual cada cofrade hace lo que hace y acompaña a quién acompaña cuando la Semana Mayor nos hace echarnos a la calle; por cómo lo haga sabrás quién te visita y de donde vienen sus pasos, aunque se olvide, a veces, por qué y hacia dónde se encamina la cruz de guía, incluso cuando nuestra hermandad se hace cofradía para llegar hasta tí.
Cada jornada de Semana Santa, por tí pasarán cientos de personas, enseres, insignias, titulares, instrumentos, alpargatas y sandalias, que encaminarán su andar hacia tu mole de piedra semioculta entre las callejas antiguas para verse gratificados, y no será hasta salir por la puerta lateral que habrán cumplido su cometido...más allá de la "chicotá" que te precede, tú eres para el cofrade el fin, el punto en el que se acuerda de todos los que le han pedido que lo haga cuando pise tu suelo. Con cada genuflexión ante tu altar se sellan los pactos entre los "Jefes" y sus empleados, se saldan las deudas y se renuevan los favores, quedando emplazados al año siguiente, si la salud o la lluvia lo permiten, para entrar de nuevo en tí y sacar otra vez la libreta de encargos de los nuestros, mientras que muchos se quedan sólo con el andar, más o menos afortunado, más o menos llamativo, que confieren a nuestras imágenes sus hermanos costaleros.
Yo me acuerdo de todos los míos en cada momento que sufro bajo un paso, y cuando la cruz me aprieta el hombro; me acuerdo porque siento que mi fe se fortalece cada año cuando preparo mi estación, pero sobre todo, me acuerdo cuando llego a tí, y tu inmensidad apabulla mi treintena, sumido en el silencio del instante y consciente de ahí es dónde el hilo de comunicación se multiplica...falta poco ya, para que la máquina de la Semana Santa ruede más rápido, y yo espero ese momento en que habré de pararme en seco sobre las losas de tu historia y que mi estación tenga sentido una vez más; luego habrá que volver a casa meditando lo obtenido, pero ahí dentro se habrá quedado lo importante, tras las puertas que sólo se abren los días grandes. Caminamos hacia tí, tú eres la razón de todo...
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