una puerta...
A veces no es tan difícil evadirse de todo y abandonarse a la calma, al relax y al cambio de aires tan necesario hoy día, sobre todo cuando uno no las tiene todas consigo y el ánimo va disminuyendo conforme avanza la semana. Por suerte, cuando eso ocurre una llamada telefónica proponiendo un plan de domingo viene, como brisa fresca en el abrasador estío, a llevarse todo por delante y dejarte "reseteado" para empezar una nueva semana.
A veces sólo basta con eso, unos preparativos, mínimos, antes de coger el coche y partir rumbo al lugar en donde todo parece mejor, en donde no parece que seamos los mismos, y todo queda lejos, muy lejos, aunque los kilómetros y el tiempo de viaje sean tan cortos que incluso den la idea de que no hay distancia.
A veces, te haces de nuevo a tí mismo con una charla junto a esas personas que siempre tienen una sonrisa, con un almuerzo distinto y un café doble mirando al horizonte. A veces lo único que nos hace falta es la sonrisa de una hija mientras se come un helado de "princesa", la mirada cómplice de una mujer que te adora y te comprende y la agradable compañía, siempre divertida, siempre diferente, de los que están al pie del cañón, por fuerte que sea el fuego enemigo.
A veces, cuando emprendes el camino de vuelta con unas cuantas fotos más en la tarjeta de la cámara, y ves por el retrovisor la puesta de sol que inunda tu retina, te das cuenta de que justamente lo que más felices nos puede hacer en esta vida es lo más simple, lo más probable es siempre lo más probable y de que, para disfrutar de un domingo (aparte del que amanece entre palmas), a veces sólo hay que salir por una puerta...
Me encanta saber que formo parte de ese domingo. Para nosotros también fue una alegría compartirlo con vosotros, a pesar de andar un kilómetro para llegar a la mesa del restaurante, jejeje.
ResponderEliminarGracias por esa visita que nos carga a nosotros también de energía!!!