28...la "levantá"
...Todos atentos...el llamador golpea tres veces y activa las neuronas, tensiona el cuerpo, conecta todas las alarmas del cerebro, y prepara al costalero para el momento crucial que decide la trayectoria de la "chicotá" y, por consiguiente, el buen desarrollo del caminar del paso. Desde fuera, parece que la gente entiende lo que va a suceder, pero no se engañen, desde fuera, ese momento sólo se reduce, a veces, a un "espera que lo van a saltar" como he llegado a oír en alguna ocasión a lo largo de mi periplo costalero. Pero, obviamente, la "levantá" no es sólo eso. afortunadamente para nosotros, para el capataz y para lo que llevamos encima.
En la "levantá", no puede haber un error, un ápice de distracción o un asomo de retraso, no se puede llegar tarde al palo como no se puede dejar de prestar atención cuando vas a suturar a una persona sobre una mesa de operaciones, o vas a hacer despegar del suelo un avión de toneladas de peso...no se puede hacer mal, porque el daño puede ser irreparable, no olvidemos que debajo van personas, y que los pasos pesan, aunque más de uno piense que jugamos.
Cuando suena el llamador, la gente deja los comentarios y fija sus cinco sentidos en las órdenes que se van a dar desde fuera; colocada la nuca sobre el palo, las manos en el de enfrente, el costalero mueve las piernas para desentumecer los músculos si es que han estado un rato largo parados o se viene de relevo; la mente vuela, los pensamientos se centran en el aldabonazo, el "a ésta es" que es el previo a la gloria, a llevarlos sobre el cuello otro rato más, para sentir que nos renovamos por dentro, aunque por fuera parezcamos los mismos...la espera desde la voz al martillo, un sólo instante para los que contemplan la hermandad en la calle, pero a veces una eternidad para el costalero, que ansía escuchar el golpe para que se eleven al Cielo sus plegarias; y, después, el salto, los pies volando y, finalmente, el paso recogido arriba con ese sonido inconfundible de cuarenta hombres cayendo al unísono, y por igual, sobre el pavimento. El tambor que ya está marcando el inicio de una nueva "chicotá" y Ellos que marcan el ritmo de sus costaleros...ahora sí,...sólo queda ya esperar a que todo empiece de nuevo...quietos sobre el terreno, casi inmóviles, reciben la última orden antes de que el paso avance y se desaten las emociones..."oído, venga de frente"...así se siente la fe de un Semana.
Fuente fotografía: www.hermanosdelcostalmontellano.blogspot.com
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