Trece...
Impar, supersticioso y hasta repudiado, este número convive con nosotros siendo siempre foco de las más oscuras ocurrencias. A él se le relacionan las cosas que nos pueden pasar, sólo si coincide con Martes o con Viernes, y si en esos días se te ocurre pasar por debajo de una escalera, o cruzarte con un felino negro, qué digo yo, poca culpa tendrá el pobre de que a nosotros se nos crucen los cables.
A mí, ni fú ni fa, que no soy yo hombre de banalidades del medievo, por lo que, modificando a mi necesidad los versos de don Mendo "no me inspira un temor extraordinario/ esa cifra, ay de mí, del calendario". Antes al contrario, me gusta el trece, y hoy más, porque hoy se cumplen esos años de aquella primera noche, en la que todo se puso patas arriba, para bien, en mi desordenada vida. Trece años de todo, de no notar el frío cuando nos refugiábamos de las miradas de nuestros amigos en cualquier callejón de la ciudad; trece años de la timidez, de las miradas bajas, de querer coger su mano y no atreverme, de mirarla de reojo, de intentar acabar a su lado a toda costa, de buscar pretextos para verla, llamarla...trece años ya, de aquella madrugada que permanece en el recuerdo, aunque hayamos olvidado los detalles, y trece años en los que todo se ha fortalecido y ha ido creciendo con el tiempo.
Ahora la miro a los ojos y la chica es madre, en sus ojos, las líneas de expresión le dicen que ha dejado de ser niña, sus manos peinan ahora el pelo de su hija, su cuerpo ha cambiado para bien, aunque ella diga que no y su pelo huele como siempre. Ahora no somos dos, pero da igual, y la sigo mirando cuando anda, porque sigue siendo sexy, la sigo mirando cuando duerme, porque sigue siendo dulce, la sigo mirando cuando sonríe, porque sigue siendo un ángel, la sigo mirando...porque me sigue volviendo loco...han pasado trece años, impares, que diría uno que ve todo desde la oscuridad de un faldón, y la sigo queriendo, más si cabe...
Siempre me gustaron los trece, pero éste tuyo no sólo me gusta sino que me deja una mariposilla revolotenado en la boca del estómago... sigue así otros trecemil más como éstos... felicidades amigo
ResponderEliminarGracias Amalia, lo vamos a intentar!!
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