Ciudad...
La ciudad que yo recuerdo se parapeta tras las mismas esquinas desde las que le gritaron guapa los mismos que reniegan de ella; se oculta bajo el sol que la aturde en verano y le presta su característica luz cuando Dios deja que su Hijo y su Madre la recorran por una Semana, y se hace grande en los versos de sus poetas, leídos hasta la extenuación en las casas de su barrio más famoso. La ciudad que yo viví no es, ni por asomo, la que vivo ahora que tengo que mostrársela a la que me lo pide entre sonrisas, ni la que le enseñé a su madre cuando cada calle y cada acera parecían estar más enamoradas que yo, y es que mi ciudad es mía, y de todos, porque cada uno la siente de distinta manera. Puedes descubrirla de nuevo sólo con pasearla con alguien distinto a ti, o tan parecido que te va a mostrar tus lugares bajo su perspectiva, y entonces te das cuenta de que la riqueza de una ciudad está en cómo la viven, y la interpretan (que diría Barbeito) sus ciudadanos.
Mi ciudad no es sólo una sierra que esquían los foráneos, ni un puerto sin barcos que la hagan crecer, parece que no siente ni padece cuando le roban lo suyo, y lo poco que le queda se lo gasta sin saber. Mi ciudad, la quiero y la necesito, y por eso me enfado cuando veo como la tratan, alejándola del progreso que a todas sus hermanas les llega y dejando que se seque, mientras sus vecinas se enriquecen a su costa. ¡qué pena me da mi tierra!, cómo me duele ver que explotan sus bienes personas que no han nacido aquí, y sacan beneficios de un nombre que no les corresponde, mientras sus gobernantes se rascan la barriga y miran para otro lado. Traidores, más que traidores, que han usado los votos para avergonzarnos aún más...casi prefiero los tiempos en que tardábamos dos horas en llegar a la playa por carreteras secundarias, que estos en los que la hora que nos lleva cubrir esa distancia nos da vergüenza por los años que han tardado en construirla. Mi ciudad es el culo de una comunidad autónoma que sólo la usa para mandar a sus ciudadanos a la Alhambra, y a la que niegan el saludo sus dirigentes mientras los granadinos nos conformamos con mirar su paisaje...ay, cuando veo cómo otras ciudades han resurgido de sus cenizas estando a la cabeza del turismo y llenando sus calles en sus días grandes, mientras mi Granada llora en silencio la gloria que nunca retuvo, y los años en los que en ella habitaban los grandes...
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