Uno que no olvidaré...por David Rodríguez-Muriel

"Se las trae el encargo y no sabe ya uno si es la edad la culpable de que cumpla yo con la difícil propuesta que me haces, hermano mío. Porque a ese "momento especial de la Semana Santa, de mi Semana Santa", que me propones, te diría que quedarme con uno es como el padre que abandona a uno de sus hijos. Qué tópico eso de "puestos a elegir", pero ahora mismo sería el de aquel 17 de Marzo de 2008, seguro que tú lo suscribes. Fue un sueño acariciado durante dieciocho años, mes arriba o abajo, y fue ponerle pies a la primera salida de Nuestra Madre y Señora de la Consolación. si Dios quiere, con esta de 2016, Magna Mariana incluida, serán diez las citas las del "palio imperio" con Granada. Nueve con la sensación de compartir un estilo costalero alejado de los públicos multitudinarios. ¡El nuestro!. 
 
A continuación, me pides, hermano de mis entretelas, que te cuente ese "momento histórico cofrade inolvidable"; ¿me dejas que sean dos? Si es así, el primero fue la llamada de un invidente, que nos premiaba, recién terminada la Semana Santa, a los que pusimos voz en Canal Sur Radio a El Llamador de Granada. En esa Pascua nostálgica de pasos y vivencias, nos daba las gracias por haberle hecho ver a través de nuestras retransmisiones, la Semana Santa de Granada.
 
Pero sin duda, en mi intrahistoria, quedará un ritual al que afortunadamente pudimos ponerle fin paco Estarli y yo. En aquellos años, me era imposible procesionar con nuestra Hermandad y, micrófono en mano, se producía una amarga despedida entre ambos, siendo testigo el Señor del Rescate. Cuando su paso tomaba ya la primera de las calles, Paco se marchaba rumbo a san Antón y yo tenía que seguir la batalla de la radio. Y entonces, cogía mi medalla y me aseguraba que, junto a él, hacía yo también Estación de Penitencia, debajo del Cristo san Agustín. Pude, el pasado 2015, devolverle el pago.
 
Seguro creías, hablaría de un Pregón Oficial. Ése, ni fue ni es mío, siempre era para Granada.
 
Asomarse a esta Ventana es un lujo. Eternamente agradecido. Eternamente tuyo."
 
Gracias a ti, David, por querer asomarte a tu Ventana y, sí, ese dos mil ocho fue, como me dijo un gran amigo, casi "místico". Un gran abrazo

 

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