El Hijo de la Esperanza...
Cuando se asoma a las calles
no necesita proclamas
que a nuestro Mejor Vecino
piropos no le hacen falta.
Él se aleja de los ruidos,
pues el silencio le basta,
mas, por injusta Sentencia,
lloran cornetas "romanas".
Él no tiene nuca prisa
por las calles sevillanas,
su cuadrilla, que lo sabe,
lo mece con elegancia
y así se adentra en las calles,
mecido por la constancia
de una cuadrilla de hombres
ora alta, ora baja,
que el nombre de su Señor
llevan, flotando, en sus andas,
en la mente todo un año
y, arriba, en su Madrugada.
Abran las puertas del Cielo,
vista Sevilla sus galas,
que están dictando Sentencia
al Hijo de la Esperanza...
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