esta "levantá" va...
Siempre que un paso sale a la calle, junto a él van muchísimas historias. Cada cual de los que lleva alrededor, debajo, o de los que están mirándolo desde fuera, depositan en la imagen que lo preside mucha esperanza, y eso lo reflejan los ojos de todos ellos, humedecidos mientras miran a la imagen, y con cada lágrima se va un recuerdo, que es un pregón húmedo para el que necesita de su favor.
Da igual la fe diaria, las misas de domingo o los golpes de pecho, en esos besos volátiles que son las lágrimas de cada uno el Señor, o la Virgen, reciben la necesidad, el clavo ardiendo, la última bala cuando ya nada se puede hacer, salvo ponerse en manos de Ellos, aunque los enemigos de la religión digan que sólo son falacias, no pueden estar equivocados los que esperan en las calles que el paso avance para hablar con Ellos.
Cuando un paso sale a la calle, el capataz empuña el martillo muchas veces, tantas cómo levantan los costaleros, y en ese momento de rabia contenida, de emoción a flor de piel, se pone al servicio de los que lo necesitan todo lo que llevan debajo los hombres que portan las imágenes, para que su esfuerzo acerque, más si cabe, cada una de esas necesidades que los humanos tenemos. Éstas, variopintas y dispares, como lo somos los que las tenemos, van puestas en cada palabra del capataz, en cada respuesta del patero, en cada envite de la cuadrilla y en las manos del Señor. Esos momentos son de una fe tal, de una entrega tal, que las piernas de los costaleros tiemblan, sus músculos se tensan, y su corazón se acelera, porque suelen ser momentos con los que ellos conectan, conectamos, ya que a todos, en mayor o menor medida, nos ha tocado alguna vez pasar por alguno de esos trances. Por eso, cada vez que el capataz toque un martillo, y le pida a "fulano" un poco de atención, o no irse al palo, esa "levantá" será especial, pondrá sobre la mesa sentimientos muy importantes, y exigirá la mayor concentración de los que están abajo, para que la oración, la petición, el favor, casi siempre en forma de salud, de bienvenida a un nuevo niño, o de despedida de un ser querido, llegue arriba de forma directa.
Hoy es sábado, pero me ha amanecido Viernes, ¡al Cielo lo que es del Cielo!...esta "levantá" va...
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