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esde la calle Santa Ángela de la Cruz, a una hora determinada de un Martes no cualquiera, se puede ver el deambular de la Hermandad de san Benito discurriendo por la calle Imagen en busca de la carrera oficial.
El Señor, con la solemnidad de su paso de misterio, es presentado al pueblo de Sevilla y, para el público sabio, es una buena manera de disfrutar de Él eso de verlo revirar justo a su paso por el monumento a la Santa más Santa y más nuestra, que es Santa Ángela.
Allí, un padre con tres hijos pequeños, a saber, uno asido a la diestra, otro a la siniestra, y la última sobre sus hombros, esperaba al Señor y a su mujer, que había ido a comprar helados al "Rayas" para su desesperación. Los niños, inquietos por ser niños, no paraban de saltar y jugar tirando de los brazos del padre a lo que, al avistar el paso, la de arriba le tira de los pelos y le increpa, con su media lengua de tres años:
"Mira papá, van el Señor, un romano, un negrito y tres "jodíos"
A lo que el padre, suspirando, responde:
"Se dice Judíos tesoro, "jodío" estoy yo, miarma"...
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