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dolescencia...muchas noches ha salido dando un portazo a su educación, enfadado porque su padre no sabe de la vida (qué sabrá él, si es un viejo...), otras tantas de verlo asomado a la ventana, de madrugada, cuando vuelve de estar con los amigos y regresa a casa de aquella manera (qué pesado, no ha tenido juventud).

Las diferencias entre su edad, la actual, la que sabe de todo y por eso no pregunta nada y no se equivoca en nada, y la de él, arcaica y desfasada, han salido a relucir por casi todo, los estudios, las chicas, el alcohol, la política, la música, y siempre las voces han dejado al "viejo" cabizbajo, preguntándose qué es lo que ha hecho mal y por qué su hijo lo trata así, que siempre lo acompañó de niño, le enseñó a montar en bici, lo llevó a la feria y le mostró las cofradías cuando empezaba a despertar.

Pero, a pesar de todo, está contento, lo quiere y sabe que el tiempo lo pondrá todo en su sitio, y espera ansioso que lleguen los ensayos, los de su cuadrilla de toda la vida, porque en ella la adolescencia se templa y la fuerza se invierte bajo los palos. En Semana Santa, su hijo siempre lo busca para que le coloque la ropa antes de meterse, juntos, debajo del paso...

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