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iempre la han recibido en casa, a veces con más alegría, a veces con menos, ya se sabe lo de "parientes y trastos viejos...", cada vez que ha querido venir a pasar unos días con ellos, quedándose, insistentemente, demasiado tiempo, tanto que les enturbiaba el carácter y les hacía decir cosas que no sentían.
Alguien podría pensar que no la quieren, no es eso, sólo que esperan verla lo justo, lo preciso para hacer lo que tenga que hacer, cumplir con la visita, y regresar a su casa sabiendo que la echarán de menos en lugar de desear no verla más, y es que hay que ver lo que llega a hacer, que cuando viene, por su culpa, tienen que quedarse en casa y los niños, pobres criaturas, encerrados en su cuarto, sin poder hacer nada para remediarlo.
Este año, como casi todos, volverá a coger su equipaje y venir a instalarse en su casa. Aunque esperan que no sea por mucho tiempo, seguro será indefinido y no calculado, pudiendo consistir en unos días sólo, o todas las vacaciones, así que hay que hacerse a la idea de que vendrá, aunque no queramos verla en estas fechas con su húmeda carga para deslucir o impedir los desfiles porque, como a nosotros, a la lluvia también le gusta la Semana Santa...
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