Granada en cien fotos...
No nos damos cuenta, pero estamos...todos los que formamos parte de este entramado que llamamos ciudad, aunque es un pueblo pequeño, romántico y atípico, dentro de la definición cosmopolita que podamos tener de ella. Puede que en nuestro quehacer, ensordecedor, no caigamos en la cuenta de que lo que no sentimos no significa que no esté, y que lo que está, no nos paramos a sentirlo.
La ciudad crece en historia y en nombre, interpretada a su albedrío por los miles de organismos que la habitamos, mientras nosotros nos empequeñecemos ante su lejanía, ante su magnificencia, que nos recuerda lo nimios que somos ante la inmensidad de su sólo apellido, "la Bella". La ciudad se despereza cada mañana de su letargo nocturno y no acertamos a ver la belleza que desprende, con sus detalles necesarios, como el olor a tostada en la cafetería innombrada, o la luz del sol asomando tras la espadaña del templo desconocido, y es que nosotros somos así...un ejército gris de seres iguales, aunque nos creemos únicos, en el diorama que es la ciudad de siempre, a la que tanto desconocemos; como las farolas, estamos, pero no nos sentimos...
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