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Por la calle más bonita del mundo, viene hacia la ciudad el llanto más personal, es más, el personalísimo llanto que hace de su poseedora la más radiante flor de este pequeño jardín que son sus dolorosas, y viene bajo el palio más romántico, el de la proporción y la medida, que cobija el manto que lleva el mismo color de la colina que se vuelve cada año para verla.
La calle más bonita del mundo se ensancha para que pasen los remates, y las bambalinas no toquen las paredes de sus emblemáticas casas. Los conventos colindantes, los baños de los árabes y el rumor lastimero de un río que dio oro, y ahora apenas sí inunda con su caudal las fuentes en las que beben los poetas que le cantan a esa calle, y a esa ciudad.
La calle más bonita del mundo, a sones de marchas, es todavía más especial, y pareciera que ha sido diseñada expresamente para que discurra por su pavimento adoquinado esta elegante mujer, que convierte en maravilla el recorrido por el que discurre, abriendo la Semana Santa. Pero si cuando va es hermosa, ay, cuando vuelve…sus mejillas iluminadas por una menguante luz de candeleros transmite más dolor, pero más belleza, más cansancio, pero más ternura, más fin, pero más principio…la calle más bonita del mundo, el llanto más personalísimo de la ciudad, es fruto de la calidad que tiene la historia imaginera de la ciudad que tiene la suerte de verla cada año, o cada día, o cada momento,.. cuando Ella sale a la calle, es preciso meterse por los recovecos que hacen las calles colindantes a esa otra, que es la más bonita del mundo, para acercarse hasta donde está y seguirla en todo el trayecto. Ella es el epicentro de un terremoto devocional que se desata en el corazón del que la mira, no digo ya del que ha tenido la suerte de ser parte de Ella en algún momento de su vida, porque ya nunca se puede dejar de amarla.
Él lo sabe bien, no en vano sus ojos fueron los que miró cuando se dirigía al altar a casarse con la que hoy es madre de sus hijos, y por eso se asoma cada año a las puertas de su iglesia, para ver cómo el sol entra antes que nadie, le besa las manos a la Madre de Dios, y la devuelve hecha un ascua de luz, nos la devuelve en Maravillas…
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